Por Marcos Kaplún, ex director de Azul Azul y la Corfuch
Soy el único que ha sido director de la Corfuch y Azul Azul. Esa experiencia me lleva a recordar que la U está acostumbrada a cada cierto tiempo vivir momentos difíciles, pero es tan grande que siempre aparecen soluciones. El problema es que, mientras en otros países se vanaglorian de ser dueños de los clubes, acá no sabemos quiénes son.
La situación es difícil, pero quedan 10 fechas y hay que tratar de respaldar al entrenador y los jugadores y, sobre todo, apoyar a los jóvenes. Siempre se discutía que no producía y ahora cuestionan por qué tantos. Imagino que el técnico va encontrar el equilibrio. Entre todos hay que sacar los resultados que le permitan a la U salvarse. Hay señales alentadoras: el primer tiempo contra Colo Colo se jugó de igual a igual. Algo pasó en el segundo que no se funcionó bien. Con Antofagasta nos empataron al final, con O’Higgins y Ñublense, también hubo goles al final. Los jugadores tienen que aplicarse en los últimos minutos y los descuentos.
Habría, entonces, que separar los dos canales: el deportivo y el institucional. El deportivo hay que apoyarlo. En el institucional, me imagino que los que compraron no deben estar contentos con su inversión, que ahora vale menos. Seguramente pensaron valorizarla, para obtener un provecho. Así es imposible sacar una utilidad.
Lo que habría que hacer es buscar una unidad con los directores de la universidad y con los de Daniel Schapira. Solo con un directorio de unidad esto se puede sacar adelante. No pueden ser eternas las discusiones. Si los resultados fueran buenos, a todos les gustaría Azul Azul. Esta es una actividad en la que mandan los resultados. En 2017 salimos campeones y nadie alegó contra Azul Azul. En 2011, nadie alegó contra Azul Azul. Y no debe haber solo un controlador. Debe ser como en la UC o Colo Colo, donde las decisiones son colectivas. Si hay un controlador, actúa como patrón de fundo. Hay que repartir la propiedad. Ojalá la gente de Sartor entienda esto. Yo creo que hay dos directorios: uno es el de Sartor, que fija la instrucciones y el otro, el real. Y, como pasa normalmente, la mayoría gana.