Por María Jesús Hald, epidemióloga Facultad de Medicina UNAB.

Las vacunas no deberían ser obligatorias; en cambio, los resultados positivos en la prevención de enfermedades a través de campañas de vacunación deberían motivar a la población a vacunarse voluntariamente. La prevención de enfermedades mediante la vacunación es la medida más económica a largo plazo que tratar las complicaciones graves de la influenza.

En Chile, las vacunas contra la influenza y otras enfermedades son gratuitas para grupos objetivo. Estos grupos, dentro de los recursos disponibles, deberían incluir también a las comunas con menores recursos en cada región, incentivando así la vacunación en la población adulta y adulta joven. Garantizar la gratuidad de las vacunas eliminaría las barreras económicas, asegurando que todos los segmentos de la población tengan acceso a la protección.

Adelantar las vacaciones reduce el número de contactos entre personas, disminuyendo las oportunidades de transmisión del virus en escuelas y lugares de trabajo. Esta medida puede ser efectiva para controlar brotes locales y prevenir la propagación masiva en momentos críticos de enfermedades respiratorias.

Como medida complementaria, adelantar las vacaciones podría considerarse en situaciones de brotes graves y rápida propagación, especialmente si la vacunación no ha alcanzado una cobertura suficiente. Esta medida debe planificarse cuidadosamente para minimizar los impactos negativos en la educación y la economía.

Con todo, como sociedad necesitamos entender que el autocuidado y la vacunación es el mejor camino para cuidar nuestros niños y adultos mayores, quienes son los más afectados por este virus.