Columna de Maricel Rodriguez Blanco: Francia, el retorno del viejo marco conservador
El 20 y 27 de junio se eligieron en Francia a los concejales regionales de las 12 regiones metropolitanas y los tres departamentos de ultramar y, por primera vez, al mismo tiempo los concejales departamentales. Poco o nada mediatizadas, contrariamente a las elecciones presidenciales, estas elecciones pusieron de manifiesto la derrota de la extrema derecha (RN) y del partido gobernante (LRM), pero, ante todo, el retorno del viejo mundo conservador en el marco de una democracia representativa afectada por niveles inéditos de abstención.
Los resultados de las últimas elecciones han consagrado a los candidatos salientes del PS y de la derecha republicana cuyo peso territorial sigue siendo importante (Xavier Bertrand, ex de los Republicanos, por ejemplo, fue reelegido con 52,80 % de los votos en la región Altos de Francia). Sólo en los territorios ultramarinos hubo un pequeño viento de recambio.
En la primera vuelta, el 66,7% de los votantes no acudió a las urnas, según datos del Ministerio del Interior francés. En el balotaje se constató casi la misma tendencia: dos tercios de los electores inscritos no se desplazaron a las urnas. Las áreas populares de las grandes metrópolis registraron récords de abstención. Sólo el 11 % de los inscritos votó el 20 de junio en Vaulx-en-Velin (Ródano), el 12 % en Clichy-sous-Bois (Seine-Saint-Denis), el 17 % en Bobigny (Seine-Saint-Denis) y Sarcelles (Val-d’Oise).
El fenómeno de la abstención, sin embargo, es de larga data: excepto para las presidenciales (en 2017 la abstención fue de 21,3 %), ella afecta la vida política francesa desde fines de los años 80, habiéndose duplicado en las elecciones departamentales y triplicado en el caso de las regionales. Como lo pusieron en evidencia los movimientos de “Chalecos Amarillos”, una gran mayoría piensa que los gobernantes ya no los representan, ni los respetan, ni los escuchan, ni los comprenden. Así, el futuro de los territorios es decidido por un puñado de votantes mucho mayores y más calificados o con más capital cultural.
Este sentimiento abandono de los y las votantes alimenta a su vez una desconexión respecto de las instituciones políticas. Una buena parte de la ciudadanía deplora las transformaciones recientes de la oferta política que se ha vuelto ilegible y excluyente. Los programas políticos de las derechas y del PS han ido borrando las fronteras entre ellos. De modo que no hay una real alternancia política. En el contexto de un campo político cerrado estructuralmente a las clases populares y medias, los profesionales de la política producen cada vez más desconfianza entre los profanos. La pregunta es cómo harán los y las profesionales de la política de siempre para revertir esta tendencia que ya lleva años. Es claro que ya no será con simples promesas.
Maricel Rodriguez Blanco, doctora en sociología, investigadora asociada del Centro de Estudios sociológicos y políticos Raymond Aron de la Escuela de altos en estudios en ciencias sociales (EHESS) de París. Docente de sociología en el Instituto de Altos Estudios de América Latina (IHEAL), Universidad Paris 3 Sorbonne Nouvelle.