Columna de Martín Andrade: Incendios forestales, invertir en la sociedad civil
Por Martín Andrade, director ejecutivo de Corporación Ciudades.
Por estos días hemos recordado con tristeza los devastadores efectos del megaincendio que hace un año afectó a Viña del Mar, Quilpué y Villa Alemana, que dejó 135 víctimas fatales y más de 21 mil personas afectadas. Hemos sido testigos de las críticas por el escaso avance de la reconstrucción, de la angustia que vive la gente y conocimos resultados de investigaciones que revelan las principales falencias y vacíos en nuestra gobernanza frente a estos fenómenos.
Chile es un país altamente expuesto a los incendios. Cumple siete de los nueve criterios de vulnerabilidad enunciados por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, debido a la gran cantidad de zonas de bosques; áreas propensas a sequía y desertificación, y ecosistemas montañosos de nuestro territorio.
Ser resilientes, como país, para enfrentar los incendios no sólo implica tener capacidad de respuesta, contratar aviones o invertir recursos. Se necesitan estrategias de prevención, priorizar los recursos y contar con una adecuada planificación urbana. Las cifras nos muestran que no hemos tenido la visión correcta hace mucho tiempo. Según datos del Sistema de Indicadores y Estándares de Desarrollo Urbano, 23 comunas tienen más del 50% de su equipamiento crítico o estratégico en zonas de alta recurrencia a incendios forestales; miles de familias viven en lugares de riesgo, y muchas comunas no tienen estudios actualizados ni planes reguladores, son algunos ejemplos que lo grafican.
Casos exitosos nacionales e internacionales nos muestran que las tareas a futuro son numerosas y que deben ser abordadas como sociedad. Una reciente consulta que levantamos en la Corporación Ciudades, en el Gran Valparaíso, reveló que el 89% de las personas dice no haber recibido apoyo o información de algún organismo para estar preparado al momento de un incendio y que el 82% no reconoce a algún líder vecinal encargado de guiar a la comunidad ante la ocurrencia de siniestros.
Más allá de los recursos, la clave para avanzar es la colaboración público-privada, la educación y el trabajo articulado desde y con la sociedad civil. La preparación de la ciudadanía es fundamental para enfrentar, anticipar y actuar oportunamente en este tipo de desastres.
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