Por Mauricio Duce, académico Facultad de Derecho UDP.
La tortuosa elección del fiscal nacional deja varias lecciones. Como marco de fondo, muestra un déficit importante en el funcionamiento de nuestro sistema político, el cual requiere correcciones de magnitud para facilitar que éste pueda lograr acuerdos en materias de Estado como ésta.
Tratándose del proceso mismo, con decepción se pudo observar el poco aprendizaje institucional a partir de las tres designaciones previas. En efecto, a pesar de que en todas hubo problemas serios, los que pudieron ser corregidos con una práctica más virtuosa de las instituciones que participan (Corte Suprema, Ejecutivo y Senado), se reiteraron varios y otros incluso se profundizaron, haciendo de éste el proceso más conflictivo. Ello con enorme impacto en debilitar la credibilidad de la designación y los niveles de confianza de la ciudadanía en las instituciones.
El camino para no repetir estos problemas pareciera pasar por introducir reformas importantes al mecanismo de designación. Ellas debieran incluir el reemplazo de la Corte Suprema en la tarea de elaborar una lista corta por un comité técnico que pueda hacer un escrutinio más intenso de los postulantes y adoptar decisiones con mayores niveles de justificación y publicidad. La parte política debiera también reestructurarse para lograr un mejor equilibrio entre el poder del Presidente y del Senado, por ejemplo, rebajando el actual quórum de aprobación de dos tercios, pero también mejorando sustancialmente la transparencia del proceso, la justificación de las decisiones y regulando con más fuerza las inhabilidades de senadores que tengan conflictos de interés.
El momento oportuno y el espacio adecuado para discutir esto es el proceso constitucional. En éste se debieran también abordar otros cambios necesarios para mejorar el diseño institucional del Ministerio Público. Hay que tener cuidado de no apurarse con algunos cambios propuestos a la rápida, por ejemplo, la revisión intermedia del Senado, que podrían significar serios retrocesos.