Columna de Mauricio Morales: El proceso transformador, la izquierda sigue con resaca
Por Mauricio Morales, Universidad de Talca
Luego del fallido proceso constituyente impulsado en medio de masivas jornadas de protesta y violencia callejera, la izquierda se tuvo que conformar con más de lo mismo. La Constitución de 1980 fue ratificada en dos ocasiones, el gobierno y el Congreso salvaron de la quiebra a las Isapres, hoy se discute una reforma al sistema de pensiones que no hace más que confirmar la vigencia de las AFP, Carabineros es una de las instituciones más confiables, los estados de excepción constitucional ya son parte de la rutina, la gente clama por la participación de los militares en el combate al delito y, como si todo esto fuese poco, el gobierno más valorado por los chilenos según la encuesta Criteria es el de Sebastián Piñera.
A pesar de toda esta evidencia, parte de la izquierda, aún dolida por el macizo portazo de los chilenos a sus afanes de cambio, sigue creyendo que estamos en un proceso transformador. Si bien es legítimo pensar así, tal idea es producto del trasnoche y la negación.
Lo que vive el país es una dinámica de restauración o, al menos, de confirmación del modelo neoliberal que, para bien o para mal, ha tenido una vigencia de 50 años. Es cierto que la izquierda tuvo en sus manos el destino de Chile y que propuso un texto que cambiaba radicalmente las bases económicas y sociopolíticas del país. Como sabemos, a ese texto se opusieron casi 8 millones de chilenos. En consecuencia, Chile sigue siendo la cuna del neoliberalismo y, al menos por ahora, está muy lejos de convertirse en su tumba.
Pero esta mala izquierda insistirá en sus propósitos. A veces la resaca dura más de la cuenta. No sería tan extraño que en el corto plazo se reinicie una demanda por nueva Constitución y que la calle se reactive pidiendo “no más AFP” o el fin de la salud privada, animada, evidentemente, por los grupos que fueron derrotados el 4 de septiembre de 2022. Ante eso debe aparecer la buena izquierda, esa que aprendió de su fracaso luego de la crisis de 1973, y que en democracia abrazó el reformismo como método de acción política.
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