Columna de Mauricio Morales: Viva el Senado

50 años
Ceremonia en La Moneda por los 50 años del golpe de Estado. Foto: Andrés Pérez


Por Mauricio Morales, académico de la Universidad de Talca

Mientras gobierno y oposición no fueron capaces de suscribir una declaración conjunta sobre los 50 años del golpe de Estado, el Senado sí lo hizo. En un texto simple, unitario, y en que se reconocen errores históricos de lado y lado, se llegó a un consenso mínimo y valioso, dejando mal parados a gobierno y oposición. A última hora el Presidente emitió un discurso de unidad, pero ya era demasiado tarde. Por otro lado, la derecha se confundió totalmente. Suscribió una declaración de todo Chile Vamos, luego la UDI sacó una propia, y RN firmó otra junto a partidos de gobierno en la Cámara. El desorden fue absoluto, pero afortunadamente tenemos Senado. Sí. La misma institución que sería pulverizada con el texto propuesto por la Convención Constitucional.

¿Por qué el gobierno no logró un acuerdo? Primero, porque la izquierda discute el quiebre de la democracia desde el golpe en adelante. La derecha, en cambio, lo hace del golpe hacia atrás. Segundo, porque la izquierda no reconoce que el gobierno de la UP incumplió algunos fallos judiciales y que, por lo mismo, estuvo al borde de violentar la Constitución, especialmente en materia de usurpaciones. Así consta en las declaraciones y cartas de la Corte Suprema de la época. Tercero, porque la derecha se resiste a hablar de golpe de Estado, sustituyéndolo por el concepto de “quiebre democrático”. En realidad, son dos cosas distintas. El quiebre de la democracia se puede rastrear, al menos, desde la denominada “Ley maldita” impulsada por el Presidente González Videla en que se proscribió a los comunistas. El golpe fue el acto violento mediante el que se derribó a un gobierno electo.

Estas tres diferencias imposibilitan una evaluación histórica común. Por eso mismo el Senado, hábilmente, prefirió resaltar los valores de la democracia, la convivencia cívica, y la resolución pacífica de los conflictos, dejando para la academia la discusión sobre los responsables de la caída del régimen. Viva el Senado.

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