Por Miguel Ángel Mujica, presidente del Comité Olímpico de Chile.
Los Juegos Olímpicos París 2024 han comenzado. La capital francesa es hoy el escenario de las competencias más importantes del mundo, donde los mejores deportistas de los cinco continentes buscarán quedar en la historia de su país y de paso cumplir con el sueño de todo atleta: subir al podio olímpico.
Los 48 deportistas del Team Chile que clasificaron a París nos llenan de orgullo. Son el fiel ejemplo de personas luchadoras, que completan su talento con trabajo, perseverancia y disciplina; y que llevan con ellos la esperanza de casi 20 millones de chilenos de ver a nuestro país peleando de igual a igual con las principales potencias planetarias.
Llevamos a Francia a la delegación chilena más grande de la historia considerando sólo disciplinas individuales o duplas; sé que falta poco para que volvamos a tener uno o varios deportes colectivos.
Todas estas buenas noticias no son fruto del azar. En 2010, en colaboración con el Estado, se tomó la decisión de crear el Plan Olímpico, momento clave para potenciar la toma de decisiones con insumos técnicos, con la participación de las federaciones y sumando fondos privados al financiamiento público. Esto, además, dio paso a la estrategia de Head Coaches internacionales, un factor clave en el desarrollo de muchas disciplinas actualmente.
En paralelo, el trabajo muchas veces invisibilizado de los dirigentes de federaciones nos ha permitido empujar este gran barco que es el deporte de alto rendimiento. Aquí no hay dos lecturas: sin el impuso de las federaciones, no hay desarrollo deportivo. Es el momento de que el Estado aumente los fondos destinados a la administración de las federaciones, de manera tal que podamos apuntar a estructuras cada vez más profesionales y con mejor gestión para nuestros deportistas.
El deporte chileno ha avanzado notablemente en las últimas décadas, qué duda cabe. Pero eso no significa que no podamos seguir mejorando, y por qué, ponernos metas aún más desafiantes.
Santiago 2023 nos llenó el corazón. Vimos cómo las familias chilenas vibran con el deporte y se emocionan con nuestros deportistas. Hoy tenemos una nueva oportunidad para vibrar y emocionarnos, a la distancia, pero con el mismo orgullo por la dedicación del Team Chile y todos sus integrantes.