Por Nicolás Herreros, mundialista de los Cóndores
La participación de Chile en el Mundial de Rugby de Francia 2023 dejó varias conclusiones. Una de ellas, y la más dura quizás, es que Chile está lejos aún de poder competir contra las grandes potencias de este deporte durante los 80 minutos. La realidad fue que, durante muchos pasajes de los cuatro partidos del mundial, los Cóndores lograron proponer mucho juego, estuvieron sólidos en defensa y controlaron bien a sus rivales, pero el desgaste de mantener ese nivel durante todo el partido terminó por inclinar los partidos en su contra.
A pesar de esto, el desempeño de los Cóndores tiene un mérito enorme y esperanzador de cara al futuro, ya que se compitió de igual a igual contra todos los equipos considerando que para Chile todo era nuevo. Los estadios llenos, la calidad de sus rivales, la velocidad de juego y sobre todo el contexto de jugar una Copa del Mundo por primera vez.
Hoy el rugby chileno se encuentra frente a una oportunidad única para masificarse en todo el país y todas las partes tienen una responsabilidad enorme. Los jugadores actuales deben inculcar a los nuevos que debe haber un estándar mínimo en la preparación de los partidos y entrenamientos, la Federación deber obtener recursos para financiar programas de Alto Rendimientos que desarrollen jugadores constantemente y la parte técnica debe seguir especializándose en todas sus áreas.
En lo que respecta a la competencia, los Cóndores necesitan la posibilidad de jugar más contra equipos Tier 1 o 2 (20 primeros del ranking mundial) porque es la única forma de emparejar la cancha. Esta opción se ve cada vez más posible debido no solo al rendimiento de la selección, sino que también a la gran cantidad de chilenos que llenaron los estadios y acompañaron a la selección durante todo el mes en Francia. Esto seguramente hizo que la World Rugby viera a Chile como una selección atractiva para participar en este evento, lo que, sumado a las buenas actuaciones de otros países emergentes, la World Rugby está obligada a ver la posibilidad de hacer una Copa del Mundo con más equipos.
El balance final para Chile es muy positivo, ya que hoy tenemos una gran base de jugadores con un promedio de 25 años que ya tiene la experiencia de haber jugado una Copa del Mundo, y la debe usar para que este hito no haya sido una casualidad.