Columna de Nicole Jenne: En Ucrania todavía no llega el momento para la diplomacia
Por Nicole Jenne, Instituto de Ciencia Política, Pontificia Universidad Católica de Chile
A tres semanas de la invasión rusa en Ucrania no se están dando las condiciones para que sea la diplomacia la que determine el futuro desarrollo del conflicto. Más bien, es de esperar que las hostilidades continúen durante meses, posiblemente años. En este escenario la diplomacia jugaría un rol secundario a las armas, tanto reforzando, pero también amortiguando el poder coercitivo.
A mitad de semana Rusia y Ucrania dieron señales que las conversaciones entre representantes de cada país se habrían vuelto más constructivas. Mayoritariamente estas han girado en torno a asuntos prácticos, como los corredores humanitarios exigidos por Ucrania. Sin embargo, todavía no se vislumbra una posibilidad para que la diplomacia, la conducción de las relaciones internacionales por medios pacíficos, prepare una salida para terminar el conflicto. Las posiciones definidas por ambos países están diametralmente opuestas y ninguna parte tiene en este momento la posibilidad de renunciar a ellas sin quedar como perdedor.
Rusia ya no presenta su posición en los términos duros que justificó la invasión debido al lento avance militar en una campaña mal concebida. Aún así, los objetivos de Vladimir Putin no han cambiado. El jefe de un Estado cada vez más represivo internamente busca el control sobre territorios ucranianos, un cambio de régimen y la promesa que Ucrania nunca será parte ni de la OTAN ni de la Unión Europea.
Por otro lado, para el gobierno ucraniano liderado por Volodimyr Zelenski es prácticamente imposible consentir con el cese de soberanía nacional. En un futuro momento, cuando las posiciones de ambos países permitan encontrar puntos de compromiso, es de esperar que se invite a un tercer actor para asumir la difícil tarea de mediar y forjar acuerdos.
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