Columna de Oscar Plandiura: Los miedos de Carolina
Por Oscar Plandiura, escultor, Licenciado en Artes, Universidad de Chile.
El martes, la ministra del Interior Carolina Tohá, ante la pregunta de que si le gustaría que la estatua de Baquedano estuviera de vuelta, reconoció que le daba “miedo”. El miedo es a menudo la cara oculta de la ignorancia: a más ignorancia, más miedo. El miedo nos paraliza y no es fácil controlarlo. Tal vez aquí podríamos encontrar las explicaciones a lo declarado por la ministra encargada de la seguridad pública.
El monumento ecuestre del general Baquedano montando su caballo Diamante -que además contiene en el subsuelo una cripta donde descansan los restos de un joven soldado desconocido muerto en batalla-, fue esculpido por Virginio Arias, el más grande escultor que ha dado Chile, y que falleció a los 87 años, abandonado, ciego y en la más absoluta pobreza
Por otro lado, sería bueno recordar que durante la Guerra del Pacífico, Baquedano fue el general que comandó al Ejército que conquistó las provincias de Antofagasta y Tarapacá, venciendo finalmente en las batallas de Chorrillos y Miraflores, triunfos que le permitieron entrar a Lima.
Gracias a la decisiva contribución de Baquedano y todos aquellos jóvenes que marcharon y murieron, se pudo incorporar extensos territorios y anexar las enormes riquezas de salitre, cobre y litio, recursos económicos gigantescos que han permitido y permitirán a las nuevas generaciones el desarrollo económico del país.
Lo declarado por la ministra Tohá, más que un sentimiento de temor por las consecuencias derivadas del regreso de la estatua, representa una mirada frívola, que se expresa en proponer consultas, focus groups, y la búsqueda de opiniones ciudadanas, que por su naturaleza son cambiantes, olvidando la importancia de preservar y fortalecer nuestra identidad nacional a través de nuestros héroes representados en el espacio público, independiente que estos sean militares, artistas, políticos, científicos o deportistas.