Columna de Paloma Román: España, elecciones en mayo y... en julio
Por Paloma Román, Profesora de Ciencias Políticas de la UCM y miembro de la Red de Politólogas
El domingo pasado se celebraron 12 (sobre 17 posibles) elecciones autonómicas y en todos los municipios (8.100) de España. El resultado, ya bien conocido, ha supuesto un ascenso del PP, y un mantenimiento de Vox; por tanto, un resultado halagüeño para el bloque de la derecha. Por otra parte, un descenso del bloque de izquierdas, tanto del Psoe, como de Unidas Podemos, los dos partidos que conforman la coalición que gobierna la nación.
Analizando el escrutinio de forma cuantitativa se trata de una subida notable del PP, que absorbe prácticamente el voto que con anterioridad iba a Ciudadanos (hoy partido prácticamente en extinción), y Vox, que se mantiene o ligeramente baja. Por la izquierda el Psoe pierde y su diferencia con el PP es de aproximadamente 800 mil votos menos, y un desplome de Unidas Podemos, que sobre todo desaparece de muchos espacios políticos porque no llega al umbral mínimo del 5% de los votos válidos emitidos que le exige la normativa.
En términos cualitativos, el análisis nos lleva a precisar que el triunfo del PP más el mantenimiento de Vox, los lleva a copar poder en los territorios: comunidades autónomas y ayuntamientos, siempre que vayan en coalición -salvo en algunos lugares-, con la dificultad que esto supone para el PP. Si este bloque accede a esos gobiernos, los pierde la izquierda. Fundamentalmente se debe a la desaparición de Unidas Podemos lo que hace perder al Psoe su poder territorial.
La decisión sorpresiva y sorprendente de Pedro Sánchez de convocar elecciones supone un reto enorme para él, y su partido, pero un aldabonazo para la división de la izquierda, causante en gran medida del destrozo electoral. A la derecha también le supone un toque de atención inesperado para ellos, ya que no les ha dejado ni siquiera unas horas para celebrar la victoria y saben que, aunque tengan espíritu de ganadores para el mes de julio, el camino no será fácil: la campaña coincidirá con sus negociaciones con Vox en cada territorio, y en este caso la flexibilidad que pretende el PP chocara con el maximalismo rotundo de Vox.