Por Pamela Prett, directora y fundadora de la Corporación Ciudad Accesible
La accesibilidad universal es un concepto en permanente evolución que ya no se enfoca solamente en temas constructivos como rampas, edificación y urbanismo. El término, basado en el diseño universal y sus 7 principios, es el eje de la infraestructura, los entornos, las comunicaciones y los servicios para que sirvan a la gran mayoría de las personas, independiente de las capacidades físicas, sensoriales o intelectuales.
No miremos el tema como ajeno, no es un problema exclusivo para las personas con discapacidad. Todos estamos “temporalmente capacitados” para movernos libremente por la ciudad, para acceder y hacer uso de un edificio, para usar el transporte público o comprender fácilmente la información.
Nuestros países envejecen, la esperanza de vida aumenta y la calidad y autonomía que podamos mantener en el tiempo está fuertemente determinada por cuán accesibles son nuestras ciudades, entornos y comunicaciones.
Habitar ciudades inclusivas implica que todas las personas puedan, en una cadena continua de situaciones, salir de sus casas, transitar por la vereda, utilizar el transporte público, acceder y hacer uso de edificios, plazas y parques, etc. No hay que olvidar un eslabón fundamental para que esta cadena se enlace, que es la actitud y gestión que debemos observar para atender y comunicar de forma accesible respondiendo a las necesidades de personas mayores, personas con discapacidad y sus familias, niños, etc.
En pocos días se inician los Juegos Parapanamericanos de Santiago 2023, instancia donde se podrá disfrutar de 18 deportes adaptados para deportistas con discapacidad. Un reto que pondrá a prueba a los establecimientos deportivos construidos para esta ocasión con instalaciones que permiten, no solo asistir como espectador con o sin discapacidad y poder disfrutar del espectáculo, sino también con una infraestructura pensada para el entrenamiento deportivo sin distingo de capacidades físicas o sensoriales.
Contar con este tipo de recintos debe incentivar a muchas más personas con discapacidad a la práctica deportiva y disfrutar de este tremendo legado para la ciudad y que ojalá pueda replicarse en el tiempo a lo largo del país. Empatizar con las diferentes funcionalidades de las personas y aprender de los fallos y experiencias es clave para acelerar los procesos que nos permitan lograr ciudades accesibles.