Columna de Patricio Navia: Buscar a Parisi o a sus votantes
Por Patricio Navia, cientista político y docente NYT/UDP
Aunque Franco Parisi quiera jugar a ser el hacedor de reyes en esta segunda vuelta, José Antonio Kast y Gabriel Boric debieran concentrarse más bien en ir tras las personas a quienes hizo sentido el mensaje anti-elite y pro-modelo económico que le permitió al candidato del Partido de la Gente alcanzar el tercer lugar en la primera vuelta presidencial, con el 12,8% de la votación (casi 900 mil votos).
Es un error caer en la lógica de la procesión a Estados Unidos -ya sea física, que hizo José Antonio Kast, o virtual, que harán Kast y Boric cuando participen del programa en red de Parisi la próxima semana (“Bad Boys”)-, buscando su apoyo.
Es fácil anticipar que Parisi no dará su bendición a ninguno de los candidatos. No puede apoyar a Kast porque eso sería ir contra su discurso anti-elite empresarial y política. No puede apoyar a Boric, porque el discurso de Parisi es a favor de emparejar la cancha para que el modelo funcione para todos, no construir otro modelo basado en un Estado enorme y lleno de, usando un término favorito de Parisi, operadores políticos.
Si bien Kast y Boric están comprensiblemente trabajando para ganar la elección del 19 de diciembre, Parisi está pensando en su propio futuro. Al candidato virtual se le abrió el apetito. Anticipando que ni Kast ni Boric -y ciertamente tampoco la Convención Constitucional- podrán materializar los sueños de desarrollo armonioso e inclusivo que tienen los chilenos, Parisi está ahora probándose la banda presidencial para una futura elección.
Es cierto que, como mostró la propia primera vuelta, nunca hay nada escrito en piedra. Pero lo que más le conviene a Parisi es dejarse querer y seguir aumentando su capital político mientras Kast y Boric equivocan la estrategia y, en vez de ir por los votantes de Parisi, siguen participando de esta procesión virtual que equivocadamente busca la bendición de un candidato que ahora cree tener el camino abierto para su propia llegada a la Presidencia después de que termine el proceso constituyente.