Por Patricio Santibáñez, presidente de la Multigremial de La Araucanía.
Más allá de las cifras exactas, lo relevante es que el fenómeno de la violencia terrorista en la Macrozona Sur se mantiene en niveles altos y el Estado sigue fallando a la ciudadanía. Es importante reconocer algunos avances, pero la cruda realidad es que nos encontramos en una situación crítica, lejos de cualquier escenario deseable.
Nuestra región de La Araucanía enfrenta una violencia descontrolada, un terrorismo que amenaza nuestras vidas y nuestros hogares. La impunidad se ha instalado en nuestras tierras, y el Estado no ha sido capaz de brindarnos la protección que necesitamos y merecemos.
Es evidente que las alternativas de diálogo con los violentos no han dado resultados. Estos diálogos solo ocurren cuando los violentos se sienten debilitados, después de avances importantes por parte de las fuerzas que representan el orden. Sin embargo, aún no hemos alcanzado ese punto. Para lograr avances significativos, es necesario que exista una firme convicción por parte de las autoridades políticas de derrotar al terrorismo. Esta convicción debe traducirse en una estrategia clara, respaldada por los recursos humanos y materiales necesarios.
Se debe estar dispuesto a tomar los riesgos que implican impartir justicia. Asimismo, es fundamental mejorar la legislación complementaria. La ley de robo de madera ha sido un paso en la dirección correcta, pero debemos evitar inconsistencias en otros ambientes, como la actual polémica por la ley de usurpaciones. Es inaceptable que el Ejecutivo insista en obstruir su aprobación, catalogándola como una falta en lugar de un delito, lo cual favorece la impunidad de grupos violentos relacionados con el extremismo.
Desde la Multigremial de La Araucanía nos unimos al clamor de todas las personas que han sufrido las consecuencias de esta crisis de seguridad. Exigimos un cambio radical en la forma en que se enfrenta a esta realidad desgarradora. No podemos permitir que la impunidad y la falta de convicción sigan dominando. La Araucanía merece vivir en paz.