Columna de Paula Daza: Hacia un plan de vacunación anual
* Paula Daza es directora ejecutiva CIPS-UDD y exsubsecretaria de Salud Pública
En enero de 2022 se comenzó con la cuarta dosis en la Campaña de Vacunación de Covid-19. De eso han pasado seis meses y los datos preliminares de población con todas las dosis indican que, afortunadamente, la caída de efectividad para prevenir enfermedades graves y fallecimientos es más lenta que lo que fue con la tercera dosis, independiente del tipo de esquema.
Es decir que, pasados los seis meses, hasta ahora, la efectividad en prevenir hospitalizaciones y fallecer supera el 84% en todos los esquemas. Por estos resultados, la Comisión Nacional de Respuesta Pandémica (CNRP) recomendó al Ministerio de Salud que aún no hay antecedentes suficientes para recomendar un nuevo refuerzo.
Por otro lado, el Comité Asesor en Vacunas y Estrategias de Vacunación (Cavei) aconsejó, hace dos meses, una quinta dosis, de cinco a seis meses después del segundo refuerzo, para un grupo específico: mayores de 65 años, inmunosuprimidos, en personas con enfermedades crónicas y en trabajadores de la salud, quienes podrían ser la población más vulnerable si enferman con el virus Sars-CoV-2.
Hay que seguir observando la curva de la efectividad, pero si sigue disminuyendo lentamente, quizás se pueda dejar de hablar de quinta dosis y plantear el inicio de una campaña anual contra Covid-19 que inicie, en un futuro no muy lejano, con los grupos más vulnerables. Y la decisión de tener una campaña anual debe tener presente una certeza científica clara: el virus sigue mutando. No ha llegado aún el tiempo en que se estabilice y contra eso debemos protegernos.
Dentro de esta decisión se debe analizar qué vacuna se pondrá. El mismo Cavei recomendó que sea una vacuna en base a ARN mensajero. Por otro lado, organismos internacionales como la FDA están recomendando para su próximo otoño considerar vacunas que puedan hacer frente a la variante ómicron y sus subvariantes.
Para esto es crucial que, mientras se analiza la decisión de una nueva dosis, se esté en conversaciones con laboratorios y realizar preacuerdos, incluso ahora que las vacunas con estas variantes todavía no están aprobadas. No se puede dejar la negociación para obtener vacunas para después de la toma de decisión. Es un camino paralelo y tan importante como el primero.
Pero toda esta columna sobre una posible quinta dosis o plan anual no tiene sentido si no se hace algo antes: potenciar la cuarta. Hasta el jueves la cobertura nacional de esta alcanzaba el 63,9%. En las últimas cuatro semanas, correspondientes a junio, la cantidad de vacunados de cuarta dosis disminuyó en rangos que variaron entre 11% y 32% entre semanas.
Más de tres millones de personas se podrían haber puesto su cuarta dosis y aún no lo hacen. Comunicar los resultados iniciales de que su efectividad está siendo más prolongada es clave. Y debe hacerse con sentido de urgencia.