Columna de Paulina Salinas: Los incendios no dan tregua

incendio viña
23 de diciembre del 2022. Vista aérea del incendio forestal que afectó la parte alta de Viña del Mar. Foto: Dedvi Missene


Por Paulina Salinas Suárez, bombera de la Octava Compañía de Bomberos de Viña del Mar y Terapeuta Ocupacional

El jueves de la semana pasada comenzó distinto. Muy temprano, nos vestimos de Viejitos Pascueros para una actividad de Navidad junto a los niños del Hospital Gustavo Fricke. Los carros de todas nuestras Compañías rodearon el hospital para una gran sorpresa... Horas después, el destino de nuestros equipos, cambió drásticamente.

Teníamos un día despejado y con mucho viento. Cerca de las 18:30 se informó sobre una emergencia forestal en el sector de Nueva Aurora. En pocos minutos se declararía la emergencia y anunciarían el Acuartelamiento General, despachando todos los recursos. Llegué al cuartel, pero una emergencia industrial nos sorprendió y abordamos la unidad telescópica con dirección a Puerto Ventanas. En el trayecto, sólo pensábamos en ser eficientes para poder volver al incendio de Viña.

Trabajamos sin descanso hasta las 22:00. Completamente empapados, escuchamos el despacho de la Central hacia el sector de Siete Hermanas: el fuego avanzaba violentamente al plan de Viña. Nos enviaron al interior de la Quinta Vergara. Desplegamos las tiras, subiendo como podíamos entre bosque y ladera. Absoluta oscuridad, en medio del denso humo. Un cielo intensamente naranjo nos acompañaba.

No recuerdo el cansancio, sino la preocupación de avisar a nuestras familias, “estamos bien”, pero era tarde y ninguno tenía batería de celular. Resguardamos el Palacio y controlamos el fuego hasta el borde del anfiteatro. Pasadas las tres de la mañana, recibimos el cariño de la comunidad: llevaron café para mantenernos despiertos. De regreso en el Cuartel, los 40 Bomberos recibimos las felicitaciones del Capitán y ordenamos material: en pocas horas debíamos seguir trabajando por controlar el incendio.

Sólo quería llegar a casa, tomar una ducha calientita, un beso a mis hijos y descansar. Me dormí pensando en cómo había cambiado el curso de ese día, cómo esta gran zona, a la que siempre supimos en riesgo permanente, finalmente fue arrasada al reunirse todos los factores que hacen la mezcla perfecta. Y en cómo el compromiso de cada bombero -los mismos que esa mañana sacaban sonrisas y en la noche trataban de no quebrarse ante la tragedia- seguía más vivo que nunca.

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