Columna de Roberto Ampuero: No son 10 atletas sino millones de cubanos

Deportistas cubanos
La alcaldesa de Las Condes, Daniela Peñaloza, junto a atletas cubanos que solicitan refugio.


Por Roberto Ampuero, ex ministro de Relaciones Exteriores de Chile

El problema del castrismo -y ahora del gobierno chileno-, no es, como plantea el PC, “10 deportistas” que buscan asilo en nuestro país, sino lo que representan: a millones de cubanos hartos de una dictadura de casi 65 años, que ya no brinda víveres, trabajo ni utopía a sus ciudadanos. No son 10 atletas sino millones de isleños que exigen democracia.

Fidel murió en 2016, los dinosaurios verde olivo se extinguieron y Raúl tiene 92. En el siglo pasado sucumbió la órbita soviética que mantuvo a Cuba, y hoy ni Caracas puede hacerlo. La Rusia de Putin y el “crony capitalism” no es la “generosa” URSS de ayer y, como si no bastara, hoy China y Vietnam son economías de mercado. Alineada con los impresentables Maduro y Ortega, quebrada como economía y modelo ideológico, desangrándose demográficamente, Cuba asfixia a sus resilientes ciudadanos y se volvió una piedra atada al cuello de la izquierda que la celebra, justifica o mira para el lado.

Poco tiempo le resta al hoy impopular castrismo y, de seguir en su postura actual, la izquierda chilena quedará esculpida en la historia como el sector que, si bien condenó a una dictadura de derecha de 17 años, se mantuvo junto a otra, de izquierda totalitaria, que la cuadruplicó en años. Tendrá entonces que explicar por qué ignoró al pueblo de la isla y el exilio, al que murió sin conocer libertad ni prosperidad, y a los caídos en la cárcel política o en el mar infestado de tiburones o del tren de aterrizaje de aviones civiles.

No, el problema de la izquierda no son 10 deportistas cubanos, sino el hecho de seguir junto a la dictadura de hermanos más prolongada del planeta. Los 10 deportistas son la punta de un iceberg, mensajeros de quienes añoran un plebiscito sobre si quieren más de lo mismo o democracia, gente que bajo el castrismo anhela lo mismo que los chilenos lograron bajo Pinochet. Es hora de que la izquierda chilena -¿y por qué no su gobierno?- explique al país la razón por la cual no exige hoy para los cubanos la solidaridad y la vía hacia la libertad que exigió ayer para los chilenos.