Por Roberto Reynero, ex capitán de Universidad de Chile
En los tiempos que viví otra crisis tremenda, nunca pensamos que íbamos a bajar. Siempre decíamos que el otro fin de semana nos arreglábamos. Y lo mismo al siguiente. Ese fin de semana no llegó. Nunca. Y entramos en una crisis. En los partidos no nos salía nada o hacíamos el 1-0 y nos convertían el gol del empate a última hora. Hoy la U vive casi lo mismo. Los jugadores todavía no asumen la responsabilidad y el club tampoco. En cinco años han cambiado 13 técnicos y lleva cuatro años peleando el descenso. Tampoco es una sorpresa lo que pasa.
Contra Coquimbo no se avanzó nada. No vi reacción, mística, ni que los laterales pasaran por el cambio de sistema. No hubo disparos al arco ni oportunidades de gol. Ojalá que me equivoque, pero este equipo es peor que el que bajó en la temporada 1988.
Nosotros, la mayoría, éramos formados y con currículo en la U. Tocamos fondo por la situación que estábamos viviendo. No teníamos dónde entrenar, nos cortaban el agua y la luz. Hoy, el CDA es un lujo, hay buenos sueldos, pagan al día. Lo nuestro era totalmente opuesto. Ellos podrían poner la cabeza solo en jugar al fútbol y en salir de esta situación. En nuestra época, por el parlante del Santa Laura se escuchaba que la recaudación estaba embargada. Y el lunes no nos pagaban. No sé si era un registro para que escucháramos. Hasta mencionaban al banco. No sabíamos qué hacer.
No sé qué se puede esperar. Es un equipo en que no veo armas para ganar un partido. No puedo decir quién puede aparecer. Uno puede esperar que sean los avezados, como Ronnie Fernández, Junior Fernandes o Felipe Seymour, pero no aparecen. Los cabros chicos pueden ganar un partido, pero están más nerviosos que nadie. Y es lógico, no es culpa de ellos. Ojalá que me trague las palabras, pero no veo cómo se pueden ganar estos seis partidos. O algunos de ellos. Ojalá que me equivoque, pero no veo la seguridad para cuidar el cero y hacer un gol: juegan al pelotazo, pivotean, pero no hay una pared, una combinación, alguna jugada para incomodar al rival o para desarmar una defensa.
Aunque duela decirlo, y de corazón me gustaría equivocarme, veo que la U se salva jabonada, si es que se salva. El año pasado fue en el último partido. Es difícil asegurar que se va a salvar. Si contra Coquimbo no hizo nada. En este momento, la U bajaría. Aunque duela.