Por Rocío Zepeda, académica de la Escuela de Gobierno y Administración Pública de la U. Mayor.
La crisis de seguridad por la que atraviesa el país viene marcando la pauta hace tiempo, a la vez que se ha convertido en tema central para las acciones y decisiones del gobierno. Parece ser que la criminalidad va avanzando y se está tomando espacios, especialmente en la Región Metropolitana.
Durante las últimas semanas nos hemos encontrado con noticias que escapan a nuestra aparente normalidad, como lo fue la balacera en Lampa que tuvo un saldo de 5 fallecidos, 7 heridos y 6 detenidos, quienes en su mayoría poseían nacionalidad extranjera.
Esta acción se vio relacionada a grupos y bandas criminales que ya no son ajenas al conocimiento público, como el Tren de Aragua, emblema del nuevo escenario criminógeno. Pero, ¿quiénes son estos delincuentes que se toman los noticieros y que llevan al gobierno a centrar sus esfuerzos en combatirlos?
Saber quiénes son, cómo se comportan, cómo responden a ciertas acciones determinadas, cómo utilizan los medios de violencia, cómo articulan sus fuerzas internas, cómo se relacionan entre sí, entre otras, es lo que nos entregará herramientas para combatir efectivamente al nuevo criminal.
Entender su idiosincrasia, que es diferente a la nuestra, contribuiría a la creación de una estrategia que apunte a sus características únicas y diferenciadoras. Si bien es innegable que durante el último tiempo, producto del contexto, las fuerzas de orden y seguridad y toda nuestra institucionalidad han avanzado en este tema, debemos también entender que esto es algo que no podemos combatir solos. Entenderlos y enfrentarlos efectivamente requiere también de la colaboración y trabajo conjunto con los demás países de nuestra región, especialmente con Venezuela y Colombia.
Las formas en cómo se cometen delitos son exportables, se emulan y si no aprendemos a combatir efectivamente a este nuevo tipo de criminalidad, existe la posibilidad de que estas nuevas formas de cometer delitos se asienten en nuestro país, y eso es algo que nadie quiere.