Por Rodrigo Astorga, ex Gerente de competiciones ANFP (2016-2018)

El comienzo de 2025 sigue marcando una tendencia que ya se hizo costumbre en los últimos años en nuestro fútbol: la dificultad para programar y jugar partidos, incluso amistosos.

Tras el estallido social, la calendarización y programación de nuestros campeonatos vive una carrera de obstáculos cada semana para poder agendar sus compromisos. Hoy el fútbol propone y la autoridad dispone y esa es la realidad a la que debemos enfrentarnos y con la que deben remar funcionarios de la ANFP y encargados de los clubes para poder programar incluso amistosos.

El reglamento de la Ley 19327, obliga a los clubes a cumplir una serie de requisitos para poder organizar un partido de fútbol, los cuales deben ser revisados y chequeados por Carabineros, Estadio Seguro y las delegaciones presidenciales para hacer factible que se juegue o no y en qué condiciones, incluyendo horarios, cantidad de público, si hay o no hinchas visitantes y otra serie de variables técnicas, que incluye cantidad de guardias, logística y cámaras.

El hecho que la mayoría de nuestros equipos profesionales no sean dueños de los estadios donde juegan conspira de manera muy relevante a la hora de mejorar una infraestructura que, al no ser propia, no siempre tiene la inversión adecuada en materias de seguridad o incluso de limpieza e higiene para albergar partidos profesionales. Y ahí está una de las claves: de profesional, nuestro balompié, sólo tiene el apellido.

Se han hecho esfuerzos muy positivos como el Registro Nacional de Hinchas que buscan mejorar la llamada “experiencia estadio”. Si bien estas iniciativas ayudan, no podemos quedarnos en los anuncios.

Hoy la clave es el trabajo conjunto. Con éxito hasta el inicio de 2019, funcionó una mesa de programación en la ANFP, que reunía a Estadio Seguro, Carabineros, la Intendencia Metropolitana, el SIFUP y la televisión. Lo que salía de esa mesa, se respetaba y se evitaba cambios de programación, salvo fuerza mayor, como ocurrió con una nevazón o los incendios forestales. Hoy las confianzas están rotas, la mesa incluso fue eliminada de las Bases del campeonato y mientras los que son actores no entiendan que deben trabajar juntos nuevamente, esto seguirá igual, porque da la sensación que desde su trinchera, “cada uno tiene su librito “y eso claramente no funciona.