Por Rodrigo Goldberg, ex jugador de Universidad de Chile, ex director deportivo de Azul Azul y comentarista de TNT Sports.

Cada vez que llega un clásico, o partido trascendente, la semana se llena de arengas motivacionales, lugares comunes y un sinfín de frases hechas con escaso sentido. “Folclor” le llaman algunos, “humo” otros. Lamentablemente en los últimos años son pocos los que podemos destacar, ya que en general han sido encuentros planos, espesos y sin brillo.

Ciertamente un clásico es un partido especial, principalmente porque la semana de preparación es distinta. Todo huele a clásico. Desde la persona que te vende el pan hasta las redes sociales recuerdan que no es un partido cualquiera.

Y este clásico universitario tiene además elementos futbolísticos únicos, donde destacan ciertas particularidades. La primera y más obvia es el invicto que trae la U de Gustavo Álvarez. Un equipo que, a diferencia de otras versiones, es capaz de ganar no jugando necesariamente bien. Frente a Calera sufrió mucho, pero terminó ganando. Algo similar ocurre con la UC, que de la mano de Tiago Nunes viene con una racha interesante. Defensivamente sigue con ripios evidentes pero la contundente potencia ofensiva maquilla lo anterior. Gonzalo Tapia ha vivido un crecimiento significativo de la mano del DT brasileño y Zampedri ya activó la cuenta regresiva para llegar a ser el goleador histórico de la UC.

Los pronósticos dan a Universidad de Chile como favorita. Más que por los números lo hace desde la confianza colectiva. El poder de resolución descansa en varios nombres y no en uno solo. Palacios, Fernández y Guerrero están resolviendo partidos complejos y lo hacen en un contexto colectivo. No se aíslan del resto y conviven con el esquema. Distinto al caso de Zampedri y compañía, que en los últimos partidos se ha desequilibrado más por destrezas individuales que colectivas. Y quizás esto último responde a la postura del DT cruzado. Nunes no ha querido refundar nada ni hacer grandes declaraciones de principios. No se casa con la posesión y resuelve cada cosa en su mérito con los recursos que tiene sin reclamar si son o no suficientes. Vive el hoy, aquí y ahora.

Como amante del fútbol sólo anhelo ver un partido abierto, de riesgo, inventiva y valentía. Un partido que de verdad merezca llamarse clásico con toda propiedad.