Por Rodrigo Guendelman, conductor de Santiago Adicto de Radio Duna

Hay noticias que en otros países serían motivo de una amplia discusión, de polémica y de muchísimas cartas al director, como la “apertura” del Museo de Arte Contemporáneo de Parque Forestal, que duró apenas tres días (después de 18 meses de cierre por pandemia) producto de un paro de funcionarios de la Facultad de Artes de la U. de Chile y que comentamos en la columna anterior, así como la situación del pabellón de Chile en la Expo Dubai 2021, a la cual dedicamos esta columna. Veamos.

Chile tiene una tradición de presentar muy buenos pabellones en las exposiciones universales. Nos lucimos como locales en 1875 con el edificio que actualmente es el Museo de Historia Natural en la Quinta Normal. Fuimos aplaudidos en 1889 en París con el edificio prefabricado de hierro, zinc y vidrio que hoy es el Museo Artequín. En Sevilla, en 1929, el gran arquitecto Juan Martínez Gutiérrez (Escuela Militar, Escuela de Derecho U. de Chile) construyó un edificio que hoy es sede de la Escuela de Arte de esa ciudad. Hay muchos más ejemplos, pero acerquemos la fecha al presente.

En 1992, los arquitectos José Cruz y Germán del Sol, nuevamente en Sevilla, deslumbraron con un precioso edificio de madera, que además contenía el famoso iceberg. En Shanghai, 2010, el arquitecto Juan Sabbagh presentó un pabellón de vidrio ondulado que visitaron tres millones de personas. Y en Milán, en 2015, el arquitecto Cristián Undurraga obtuvo Medalla de Plata por el diseño de un pabellón de madera con su estructura en diagonal expuesta.

Para la Expo Dubai, que parte en menos de dos semanas, Chile lanzó un concurso de arquitectura a última hora, presionado por una carta al director de El Mercurio escrita por el arquitecto Yves Besancon, que preguntaba si nuestro país tendría participación. El concurso lo ganó un excelente proyecto de tres grandes profesionales (Cecilia Puga, Paula Velasco y Smiljan Radic) y consistía en una obra mucho más austera (costaba un quinto del valor de las exposiciones anteriores) pero no por eso menos atractiva: un pabellón de 400 m2 diseñado con lamelas de roble y un techo textil, un verdadero regalo de sombra y belleza para una expo en el desierto. Las piezas para armarlo fueron enviadas a Dubai. Sólo había que levantarlo. Pero no. El canciller Allamand comunicó que Chile desistía de construirlo. En cambio, se aceptó un galpón metálico que le cedió Dubai a nuestro país.

“Es una pena, porque ahora parece ferretería. El resultado es lamentable desde el punto de vista de la arquitectura. Son expresiones culturales importantes para el país. Tenían la poesía de Neruda y la desecharon por ahorrarse unos pesos”, le comentaba el arquitecto José Domingo Peñafiel al DF hace algunos días.

Otro de los pocos que levantó la voz fue, nuevamente, Yves Besancon, quien había sido designado director del concurso Pabellón Chile Expo Dubai. “Para la selección del Pabellón de Chile en Expo Dubai 2020, se hizo un esfuerzo importante de parte de ProChile y el Comisionado Álvaro Saieh, junto a la AOA y el Colegio de Arquitectos, para organizar un concurso en tiempo récord que fue ganado, entre otros 24 proyectos, por el equipo de arquitectos Puga, Velasco y Radic. El proyecto, que ya había empezado su proceso de construcción con la recuperación de una sección de un galpón de lamelas del sur de Chile, era un gesto sutil y delicado con la cubierta recortada y abierta por tres lados, lo que produciría la sombra y ventilación natural para el austero pabellón en el caluroso Dubai. Lamentablemente, las pandémicas circunstancias desviaron los fondos hacia otras prioridades y la arquitectura quedó en segundo plano, dando paso a un edificio sin identidad propia ni representatividad local facilitado por Dubai a nuestro país”, escribió en una carta al director del Diario Financiero.

Me pregunto: ¿Habrán reparado nuestras autoridades en el lugar que ha logrado la arquitectura chilena en el mundo? Desde que Mathias Klotz reabriera las puertas internacionales a la arquitectura local con su famosa casa de Tongoy de 1991, tenemos un premio Pritzker (Alejandro Aravena); la casa de Cecilia Puga en Los Vilos en la portada de The New York Times Style Magazine (dedicado íntegramente a casas diseñadas por arquitectos chilenos); a Smiljan Radic protagonizando en dos oportunidades la portada de la revista El Croquis; un número de la prestigiosa revista Casabella dedicado a Chile (el número 650, año 1997); al mismo Aravena junto a Sebastián Irarrázaval nombrados International Fellow por RIBA (Royal Institute of British Architects) y a Cazú Zegers, catalogada como una de las 20 arquitectas más destacadas a nivel mundial por World Architecture y premiada por la Unesco. Eso y muchísimo más. La arquitectura de Chile es un emblema, es sinónimo de vanguardia mundial. La “ferretería” que debuta en 13 días como la casa de Chile en Dubai, no nos representa. Es una vergüenza. Una improvisación de mal gusto. Un chiste barato que costará caro.