Columna de Rodrigo Guendelman: La mano de Mario y el pago de Chile
Por Rodrigo Guendelman, Conductor de Santiago Adicto de Radio Duna.
El escultor Mario Irarrázabal es uno de los grandes artistas de Chile. Sus esculturas se despliegan por el espacio público de Santiago, ciudades y desiertos de nuestro país, así como la sede la ONU en Nairobi, Kenia; el Parque Juan Carlos I de Madrid y la Riva Degli Schiavoni en Venecia. La reciente inauguración de su “Mano abierta” en el Parque de las Esculturas de Providencia vuelve a poner el foco en el talento de este escultor de 84 años, en su humildad (“tengo la esperanza de que la gente la quiera y la vea como algo positivo y optimista”, decía en un video con motivo del debut de la obra) y en eso que a veces llamamos “el pago de Chile”.
Hace casi 10 años (julio de 2015) escribí una columna en este mismo espacio cuyo título era “No me toques mi parque”. En ese texto narraba cómo un pequeño grupo de vecinos del parque San Borja boicoteó el Proyecto Museo Humano, el cual había implicado un concurso de arquitectura de excelente nivel (lo ganó la oficina de Cristóbal Tirado) y cuyo corazón y motivo era el aporte de 238 esculturas de Mario Irarrázabal, entregadas en comodato por la Fundación Piedra Viva, por las cuales la Municipalidad de Santiago no tenía que desembolsar un peso en cuanto al increíble y voluminoso “regalo” artístico. Peor aún, en algunas de las visitas al parque, el artista fue insultado por algunos de estos vecinos. Patético. Vergonzoso. Y absurdo, pues el parque, además, sumaría juegos de agua para los niños, aumentaba la cantidad de árboles y acercaba visualmente el parque hacia la Alameda, para que pudiera ser disfrutado por más ciudadanos.
El egoísmo de unos pocos privó a un parque y a la comuna de Santiago de recibir el trabajo de uno de los maestros de las artes plásticas de nuestro país. ¿Qué pasó tiempo después? La Universidad Austral se comunicó con Mario Irarrázabal para llevar su obra al Campus de la Isla Teja. El tema avanzó mucho, salió en la prensa, el escultor decidió hacer nuevas obras para sumar al aporte, es decir trabajó e invirtió tiempo y esfuerzo, pero el cambio de autoridades en esa casa de estudios significó no darle continuidad al proyecto. Una vez más, una gran desilusión para el artista.
Poco tiempo después, en 2021, el actual rector de la Pontificia Universidad Católica, Ignacio Sánchez, contactó al artista y le expresó que la UC estaría encantada de recibir su obra. Considerando que había distintos vínculos con esa institución (Mario había sido profesor de escultura en los años 70, según indica el sitio artistasvisualeschilenos.cl; hay obra pública suya en varios campus), a Irarrázabal le hizo mucho sentido. Se haría un convenio de comodato que, luego de una serie de años y condiciones, comprometía la donación. Parte de esas condiciones de base era que se consiguiera el financiamiento de la ejecución del proyecto. Entonces se firmó el convenio con el artista y con la Fundación Piedra Viva, (creada por el mismo artista y que integran directores de mucho prestigio), y se acordó que el lugar elegido sería el terreno que la UC tiene en San Carlos de Apoquindo, al lado del Club Deportivo.
“Como es un umbral de acceso a la cordillera, es un lugar que a Mario le hacía demasiado sentido, porque el primer proyecto que él planteó en su taller en Peñalolén era un lugar en los cerros, que tenía relación con la cordillera, que tenía vínculo con la naturaleza, algo que para él era muy importante”, me explica Emilio de la Cerda, director de Patrimonio Cultural de la UC.
Muy tempranamente se vio la necesidad de realizar un concurso de arquitectura, éste se hizo y lo ganó la oficina de Bahamondes+ Vásquez y asociados. Se adjudicó el proyecto a fines de 2022 y entonces la UC empezó a trabajar en tres líneas: desarrollo de la propuesta (lo que implicó asumir los costos de los proyectos, es decir, arquitectura, especialidades, iluminación, paisajismo y cálculo), tema normativo (el terreno está sobre la cota mil y no tiene norma, para lo cual se contrató un revisor externo así como al destacado ingeniero hidráulico, Bonifacio Fernández, pues es zona de quebradas; y se logró el visto bueno de la Dirección de Obras Hidráulicas), y el tema de levantamiento de los fondos.
“Se trata de un monto que involucra el parque y los edificios, además de habilitar caminos, alcantarillado y varios asuntos que son parte del paisajismo y del contexto en un proyecto de dos hectáreas”, detalla Emilio de la Cerda. Y agrega que “pese a los esfuerzos de la UC, no se ha logrado a la fecha levantar el financiamiento para poder llevar adelante la propuesta”.
Como alternativas para mantener el vínculo con la UC, se sugirieron dos ubicaciones en el Campus Oriente y también la Casona de Pirque que tiene en esa comuna la universidad. Pero una serie de inquietudes de la fundación y del artista respecto al acceso en Pirque y a la expectativa del proyecto adjudicado en el concurso, no permitieron llegar a un acuerdo respecto de estas opciones.
La buena noticia es que la primera prioridad para el escultor sigue siendo San Carlos de Apoquindo. Si se consiguen los fondos (¿en serio no hay en Chile una compañía o una familia que pueda aportar los recursos para un museo de esta calidad?) y la nueva rectoría de la UC (el rector Sánchez está en el cargo hasta fines de marzo) mantiene el interés, las más de 200 esculturas de este genio del bronce y autor de las famosas manos que están Punta del Este, Madrid, el norte de Chile y, desde hace un mes, en Providencia, podrían encontrar el lugar que se merecen.
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