Por Rodrigo Guendelman, conductor de Santiago Adicto de Radio Duna
Me encanta compartir este dato. En febrero, mes de vacaciones por excelencia, los hoteles de Concepción son muy baratos. Y hablo de los mejores hoteles de la zona. La explicación es simple. Concepción es, principalmente, una ciudad universitaria y laboral. En febrero, nada de eso ocurre. Por lo tanto, no hay congresos, ni familias visitando a sus hijos estudiantes, ni eventos de empresas. La ciudad queda en pausa. ¿Y el turismo? Brilla por su ausencia. Por eso el dato. Ir a esta preciosa urbe de la región del Biobío puede ser una muy buena idea para las vacaciones. No tiene playa, pero tiene toneladas de buena arquitectura. No tiene un volcán fotogénico, pero tiene descomunales obras de arte público. No tiene resorts, pero tiene el campus universitario más lindo de Chile. Y está “en permanente contacto con la naturaleza por la cercanía de sus ríos, lagunas, bosques y cerros”, dice Sergio Baeriswyl, director del Consejo Nacional de Desarrollo Urbano y quien ha dedicado parte importante de su vida profesional a esta ciudad.
Concepción es una joyita poco valorada como destino de placer, algo que sólo se explica por la poca relevancia que los chilenos le damos al patrimonio urbano, al patrimonio arquitectónico y al placer de gozar una ciudad de escala humana. Una ciudad ni tan gigante ni tan pequeña. Por eso, la “Trienal Sur del Mundo 2021: Ciudades Humanas”, que comenzó ayer en Concepción, y que se define como un encuentro nacional cuyo objetivo es generar un espacio de debate y discusión sobre los temas involucrados en el desarrollo y desafíos de la ciudad intermedia, es una perfecta excusa para observar de cerca Concepción y otras ciudades con estas características (Chillán, por ejemplo, otra joya subvalorada).
“La ciudad humana a la cual invitamos a reflexionar en la Trienal es aquella de vuelve a poner el foco en las personas y su rol de co-creadores de la ciudad. Esto no es trivial; es devolver a las ciudades su función social principal, la del encuentro entre las personas, la de construir comunidades cohesionadas, solidarias, respetuosas y respetadas. A veces pareciera que la ciudad hace todo lo posible por deshumanizarnos; asfixiándonos en el predominio del auto, reduciendo los espacios públicos peatonales y áreas verdes, destruyendo el patrimonio, los sistemas naturales o el paisaje y, además, dividiendo o segregando según condición social o económica.
El foco de la reflexión en la Trienal debe volver a centrarse en la construcción del tejido blando de las ciudades y que son las personas”, le explica a Plataforma Arquitectura el mismo Sergio Baeriswyl, quien es el curador de este encuentro que dura hasta el 4 de diciembre. Será la oportunidad para volver a entrar a las ruinas del Teatro Enrique Molina, para visitar edificios de gigantes de la arquitectura como Emilio Duhart y Sergio Larraín García Moreno, para impresionarse con el mural “Presencia de América Latina” del mexicano Jorge González Camarena, para recorrer la Diagonal Pedro Aguirre Cerda y sentir la mano de ese prócer del urbanismo que fue Karl Brunner, para caminar por un campus universitario que ofrece hitos de la escultura como el “Homenaje a los fundadores” de Samuel Román Rojas (quizás la escultura mejor lograda en la historia de Chile) así como edificios tan impresionantes como la Biblioteca de la Universidad de Concepción (de Emilio Duhart y Roberto Goycoolea) o tan atrevidos como el Platillo Volador de Gonzalo Rudolphy.
Habrá momentos de desilusión, también, como cuando comprobemos una vez más el lamentable estado del Mercado de Concepción, tan monumental como incendiado y abandonado. O cuando miremos de cerca el fantástico edificio diseñado por Abraham Schapira y Raquel Eskenazi para la Dirección del Trabajo, cuya fachada de cerámicas IRMIR está negligentemente pintada de blanco. Pero volveremos a abrir la boca de asombro cuando veamos ese atrevido y flamante Teatro Regional, de Smiljan Radic, Gabriela Medrano y Eduardo Castillo. O cuando nos enfrentemos al Centro de Innovación de la Universidad del Biobío, de Pezo Von Ellrichshausen. Seremos peatones en Concepción, pues es una ciudad muy caminable, de distancias prudentes que, si bien no está libre de los riesgos que implica la falta de planificación, tiene mucho que enseñarnos como espacio urbano. Escucharemos charlas de grandes de la arquitectura. Conoceremos los proyectos que concursan en categorías que van desde el muralismo hasta las obras de arquitectura y urbanismo no construidas. Y aprenderemos toda esa sabiduría que las ciudades intermedias tienen para compartir. ¡Nos vemos en la Trienal!