Columna de Rodrigo Guendelman: Mantenernos dentro de la luz

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FOTO: PEDRO RODRÍGUEZ


Una entrevista al destacado fotógrafo David LaChapelle en la edición del domingo pasado de este mismo medio, puso palabras en mi cabeza que me gustaría repetir, pensando especialmente en el lunes 5, el día después. Dice así: “El arte es una lucha. Es fácil crear oscuridad en contraste a la luz. Es mucho más fácil intentar hacer cosas sangrientas y violentas, pero crear algo iluminador es un desafío mucho mayor. Yo estoy en el otro lado. Quiero traer risa, luz, vida, espiritualidad. Esos son los elementos que yo quiero presentar y ponerlos en un contexto de la cultura popular (…) Necesitamos a los Stevie Wonder del mundo. Necesitamos a los Beatles nuevamente, estas personas que aspiran a la grandeza. Ahora no se puede nombrar a una sola banda de rock que todo el mundo conozca y que nos reúna a todos como lo hicieron los Beatles en los 60. Nosotros tenemos la opción de crear como artistas, y tenemos que tomar la decisión correcta. Tenemos que mantenernos dentro de la luz”.

Es cierto que LaChapelle está hablando del mundo del arte, ¿pero acaso esta reflexión no es aplicable a casi todo? A la manera de mirar la vida, a la manera en que observamos nuestras ciudades, a nuestras relaciones personales y, sin duda, a la política. Necesitamos mantenernos dentro de la luz. Y, a pesar de que la propuesta constitucional que se vota mañana nos tiene polarizados, a pesar de que vemos batallas de huasos con ciclistas en plena Alameda, a pesar de que la bandera chilena parece ser hoy un objeto de apropiación cultural, a pesar de la angustia que puede significar un paseo virtual por Twitter, hay espacios de acuerdo, lugares iluminados que han sido opacados por la oscuridad.

Un buen ejemplo son los dos artículos de la propuesta constitucional dedicados al Derecho a la vivienda (artículo 51) y al Derecho a la ciudad (artículo 52), así como el artículo transitorio que le da 24 meses al Presidente para ingresar un proyecto de ley integral sobre vivienda digna y ciudad. Salvo una discusión acerca del derecho de propiedad sobre las nuevas viviendas que entregue el Estado, en general hay consenso sobre la necesidad urgente (y al mismo tiempo bien pensada) que hoy exige entregar vivienda “digna y adecuada, que permita el libre desarrollo de una vida personal, familiar y comunitaria”, y que, como también dice la propuesta constitucional, haga que el Estado “contemple a lo menos habitabilidad, espacio y equipamiento suficientes, doméstico y comunitario, para la producción y reproducción de la vida, la disponibilidad de servicios, la asequibilidad, la accesibilidad y la ubicación apropiada”.

Se apruebe o no la propuesta constitucional, esta manera de entender la vivienda y la ciudad es hoy apoyada de manera transversal. La revista de la AOA (Asociación de Oficinas de Arquitectos) puso en la portada de su último número una foto aérea de un campamento y le dedicó casi 30 páginas al tema. La Cámara Chilena de la Construcción invitó este año en su Conferencia Internacional de Ciudad a dos expertos mundiales a hablar de “Cómo proyectar barrios equitativos” y “Diseñar para las personas”. Y algo más relevante aún: el Congreso despachó una Ley de Integración Social y Urbana (su nombre completo es “Ley sobre integración social en la planificación urbana, gestión de suelo y plan de emergencia habitacional”), que le entrega herramientas sólidas al Ministerio de Vivienda y Urbanismo para hacer ciudad y le pone plazos a través de un “Plan de Emergencia Habitacional”, que hoy tiene a gran parte de los actores relacionados con estas temáticas trabajando codo a codo con el MINVU.

Otro ejemplo. Hace pocos días me tocó moderar un diálogo sobre Vivienda y nueva Constitución. Fue en Infocap, espacio donde funcionan organizaciones como Techo y Déficit Cero. Había invitados con diferentes miradas políticas, desde el ex subsecretario de Vivienda en el gobierno de Piñera, Guillermo Rolando, hasta la ex constituyente, Patricia Politzer. Fue un verdadero placer escuchar a los cinco panelistas (estaba también la alcaldesa de Colina, Isabel Valenzuela (UDI), el jefa de la División de Desarrollo Urbano del MINVU, Vicente Burgos; y el académico de la PUC, Diego Gil) conversar con absoluto respeto y notar que la mirada sobre vivienda y ciudad prácticamente no genera divisiones, sino que diagnósticos compartidos y acuerdos acerca de cómo enfrentar el tema.

Es ese tipo de luz el que permite seguir ilusionándose en temas país. Busquemos y pongamos en valor a los Stevie Wonder de Chile, es decir, a esos líderes que transmiten creatividad, resiliencia y alegría, esos que aspiran a la grandeza; bajemos del podio a esa agresividad a la que le hemos rendido demasiada pleitesía y busquemos las zonas de encuentro, los temas que nos unen en vez de desgarrarnos. Por favor, mantengámonos dentro de la luz.

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