Columna de Rodrigo Osorio “Don Rorro”: Música en vivo, un retorno que no puede parar
Por Rodrigo Osorio (”Don Rorro”), presidente de la SCD y vocalista de Sinergia
Luego de 17 meses de una pandemia particularmente implacable con la cultura y la música, como SCD concretamos el 26 de agosto un hito esperanzador: Por primera vez desde el inicio de las restricciones, 200 personas se reunieron en una sala con aforo completo y bajo estrictas medidas sanitarias, para disfrutar del show de una banda tan querida como Chancho en Piedra. Fue el primer ensayo clínico del proyecto “La Música Ensaya” que impulsamos junto a la Universidad de Chile, del que esta semana finalmente pudimos conocer sus elocuentes resultados: Nadie resultó contagiado y logramos mantener el Coronavirus a raya.
La experiencia ha recibido una atención que sobrepasó con creces lo que imaginamos y son decenas los países que están siguiendo sus entretelones, quizás con la misma expectativa que ahora empezamos a ver satisfecha: La de demostrar que es posible hacer música en vivo con aforos que resulten sustentables para nuestra dañada industria, y de una forma que sea a la vez segura para público y trabajadores.
En algunos días más, el 21 de octubre, iremos por un segundo ensayo duplicando el aforo. Esperamos que los resultados sigan siendo auspiciosos, para dar nuevo impulso a un medio donde los locales cerrados y el toque de queda comienzan a transformarse en postales de un pasado al que por ningún motivo quisiéramos volver.
Sin embargo, en estas horas en que muchos celebran ese 0% de contagios, no puedo dejar de valorar algo que va más allá de la cifra y que este ensayo clínico volvió a demostrar: El enorme arraigo que nuestros artistas tienen en la audiencia y la tremenda necesidad que como población tenemos de volver a conectarnos con la música.Más que un experimento científico-musical, “La Música Ensaya” fue un verdadero voluntariado por la música chilena, con cientos de personas dando lo mejor de sí por una causa que sobrepasaba con creces la realización de un concierto. Desde las enfermeras que tomaron el primer PCR hasta el fanático de la última fila, pasando por los músicos en el escenario, todos fueron fundamentales para generar una energía abrumadora, que está logrando sacar a la música de un destierro en el que nunca mereció estar.
Ese período es una herida que poco a poco comienza a cerrar entre los músicos y músicas, pero la cicatriz permanecerá ahí, advirtiéndonos ante eventuales rebrotes o nuevos contextos restrictivos que un abandono como el que vivimos no puede repetirse jamás.
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