Columna de Rodrigo Salazar: Dina mete sus nuevas narices
Por Rodrigo Salazar Z., periodista peruano
La semana pasada se descubrió que la Presidenta del Perú, Dina Boluarte, había abandonado el cargo para someterse a una cirugía plástica en la nariz. Esa misma semana se anunció que la pobreza en el país había aumentado de 27,5% a 29%. Medio millón de pobres más se registraron en 2023. Cada uno de los 12 días que duró la recuperación de Boluarte, 20.000 peruanos cayeron en la pobreza.
Luciendo su cirugía, Boluarte metió sus nuevas narices en el grupo policial que presta apoyo a un equipo fiscal que investiga la corrupción en las altas esferas. La Presidenta desactivó el grupo, el mismo que un mes y medio antes había allanado su vivienda y que le seguía los pasos a su hermano Nicanor y a su abogado, hoy ambos en prisión preliminar por presunto tráfico de influencias.
La vivienda de la Presidenta fue allanada –a combazos en la puerta– luego de que se destapara que tenía una valiosa colección de relojes Rolex y joyas que su sueldo no puede comprar. Las joyas las recibió de un gobernador regional seis meses después de que la Policía Nacional y el Ejército mataran a 49 peruanos, entre ellos siete menores de edad, que protestaban contra su gobierno y el Congreso, una matanza de la cual Boluarte es responsable política.
Boluarte culpó a los muertos de matarse a sí mismos. Nombró a su ex relacionador público como cabeza de la televisora y radio públicas. Decretó un estado de emergencia en un distrito donde se matan a nueve personas al mes; luego de levantado, la violencia venezolana continuó operando impunemente.
La oficina de Boluarte anunció el año pasado que se reunió con Joe Biden, pero fue una mentira. Dina dice que en su gobierno se lucha contra la corrupción. Dina intentó censurar el informe con las cifras de la pobreza.
En el Perú se libra un teatro, una farsa democrática. La Presidenta es la actriz que lee el libreto que el Congreso de las mafias le escribe. Dina Boluarte, con su nariz de plástico y sus joyas de oro, está parada sobre un charco de sangre. Al Perú se lo están comiendo las hienas.
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