Por Ronen Palan, profesor de Política Económica Internacional en la Universidad de Londres

La información en los Pandora Papers no fue sorprendente sino que, desafortunadamente, demasiado familiar. Los Panama Papers –dados a conocer en 2016 y que fueron la antesala a los documentos recientes- fueron muy significativos, porque nos dieron evidencias directas de algo que todos sabíamos pero que no podíamos probar: los paraísos fiscales se utilizan para la evasión de todo tipo. Lo mismo ocurre ahora con los Pandora Papers.

No es cierto que no se haya hecho nada desde entonces, ya que se han introducido muchas regulaciones, especialmente en los últimos 10 años. En términos generales, se han implementado políticas que pensábamos habían tenido un efecto disuasivo, pero la sorpresa con los Pandora Papers es que no ocurrió con la magnitud que esperábamos.

Lo otro que está claro de estos documentos es que si bien hay regulaciones, éstas se están cumpliendo formalmente, pero no con mucho entusiasmo. Lo que suele suceder es lo siguiente: en las Islas Caimán, por ejemplo, tienden a cumplir con las nuevas regulaciones, pero hay vacíos que todavía persisten. Entonces ahí puede haber una empresa cuya propiedad está en las Islas Vírgenes Británicas –donde es más difícil encontrar información, porque éstas no están tan reguladas o no cumplen las normativas- pero al indagar sobre ella descubres que ésta pertenece a dos compañías cuya propiedad está en Bermudas y así sucesivamente. En ese punto, las reglas en las Islas Caimán realmente no importan, porque simplemente entregan datos y no tienen la capacidad de encontrar información sobre quién es el propietario de tal empresa. Es así como se crea una estructura de entidades ubicadas en diferentes jurisdicciones y el resultado es que éstas parecen estar cumpliendo y son muy atractivas, porque crean una fachada de que todo está bien.

Nunca pensé que los Panamá Papers fuera lo último de este tipo de revelaciones y no creo que los Pandora Papers lo sean tampoco. Así que es de esperar que las personas hayan aprendido la lección y traten de asegurar de que su nombre no aparezca en una de esas revelaciones en el futuro. Pero aparentemente, la gente es demasiado codiciosa. Así que los que no han sido atrapados en esta filtración, serán atrapados en la próxima.