Por Sergio “Tilo” González, músico, compositor y baterista. Miembro fundador de Congreso
Es muy extraño que a las actividades culturales de muy buena factura hoy se les esté privando de espacios públicos. Mientras sigamos poniendo cortapisas a la cultura, cada vez estaremos peor. Las artes nos hacen mejores personas, más libres y reflexivas. Por ahí hay una frase que decía que el pueblo de Brasil dejó de escuchar a Joao Gilberto y mira dónde están hoy día. Conlleva a que la cultura se vaya perdiendo si concejales les ponen trabas también a, por ejemplo, el Teatro a Mil o Puerto de Ideas, etc. Están locos.
Lo que pasó con Lollapalooza es una pena, porque el Parque O’Higgins es un lugar bastante emblemático. Pasan muchas cosas ahí, desde las Ramadas Oficiales hasta la Parada Militar, pero justo a la música, que es cultura, le ponen problemas, aunque reconozcamos que es un evento no al alcance de todos.
Una lástima. Era un gran lugar para este tipo de festivales, porque aparte de entregarnos la posibilidad de ver y escuchar lo más reciente en música popular, le da trabajo a muchísima gente, desde los artistas hasta el último personaje que está a cargo de labores menores. La verdad, no sé qué se le pasó al municipio por la cabeza, y sumo a todo eso que es un sitio que ofrece todas las condiciones para recibir a tal cantidad de asistentes y que en su historia nunca ha tenido problemas de orden público.
Es tremendamente peligroso que la cultura funcione bajo la cuerda de las autoridades de turno. Los creadores tienen que tener la libertad y los espacios para decir y hacer, y la gente decide si lo coge o no lo coge; lo que el pueblo puede ver y no ver no tiene que estar en manos de la autoridad de turno.
Eso es censura, es volver a esos tiempos cuando muchos artistas estábamos en una lista negra en que no podíamos tocar libremente. Si eso está pasando de nuevo, es que no hemos aprendido nada, en esta mesa tenemos y podemos entrar todos.