Por Soledad Hormazábal, Centro de Estudios Horizontal
La CPC ha propuesto una serie de medidas para impulsar el crecimiento económico y tender a la convergencia tributaria. Éstas se estructuran en cuatro ejes: competitividad tributaria, agilización de la inversión e incremento de la certeza jurídica, mejor gasto público y reducción de la evasión tributaria. Respecto de este último punto, llaman a poner foco en la informalidad y cuestiona las cifras de evasión del gobierno.
Entre otros temas, se propone una rebaja del impuesto corporativo de 27% a 23% y fija una tasa marginal combinada máxima al capital de 35%. Nuestro país tiene una tasa de impuesto a las empresas superior a la del promedio de la OCDE (23,6%), lo que hace que Chile sea menos atractivo para invertir. Si consideramos además que nuestro menor nivel de desarrollo implica un mayor riesgo, claramente no ofrecemos una alternativa competitiva. El 2000 Chile tenía la menor tasa de impuesto corporativo (15%) entre los países que actualmente están en la OCDE, pero desde entonces estos han tendido a reducir esta tasa, mientras que nosotros la hemos elevado. Nuestro país ha ido en la dirección contraria, perdiendo competitividad tributaria.
De acogerse esta medida, Chile quedaría con una tasa de impuesto a las empresas levemente bajo el promedio de la OCDE y se igualaría la tasa final máxima que pagan chilenos y extranjeros, eliminando la desventaja que enfrentan los inversionistas nacionales. Si bien podría parecer un cliché que los empresarios propongan rebajas de impuestos, esta vez tienen razón.
La falta de crecimiento económico afecta los empleos, salarios y la recaudación tributaria, limitando la posibilidad de financiar mayor gasto público. La propuesta acierta al abordar la competitividad tributaria y la necesidad de mayor certeza jurídica y agilidad por parte del Estado. Los empresarios, en su calidad de actores de la sociedad civil, han presentado una propuesta interesante que debiera ser estudiada.
