Por Umut Aydin, académica UC e integrante de la Red de Politólogos.
Nueve días de la ofensiva rusa en Ucrania han dejado miles de víctimas civiles, más de un millón de personas huyendo de sus hogares y numerosas perdidas militares rusas y ucranianas.
En el desarrollo del conflicto destacan tres elementos sorpresivos que serán determinantes en lo que viene. Primero, las Fuerzas Armadas rusas no lograron la victoria rápida que esperaban debido a la resistencia militar y civil ucraniana, además de falencias logísticas, tácticas y baja moral de las fuerzas rusas. Esto ha llevado a Vladimir Putin a cambiar su estrategia, elevando significativamente la brutalidad de la guerra, bombardeando ciudades y aterrorizando la población civil. El Ejército ruso eventualmente lograría invadir el territorio ucraniano, pero el escenario actual demuestra que controlarlo de manera permanente sería altamente costoso para Rusia. Segundo, los aliados occidentales, la OTAN y la Unión Europea, han actuado más unificadamente de lo esperado y de lo que ha sido posible en otras crisis recientes. Han coordinado rápidamente la imposición de severas sanciones económicas y financieras a Rusia y la entrega de armas a Ucrania. Incluso países como Finlandia, Suecia y Suiza, han abandonado su neutralidad en política exterior y han decidido apoyar a Ucrania enviando armas letales e imponiendo sanciones financieras. Y tercero, dentro de Rusia, en vez de la ola de patriotismo que típicamente se observan en los inicios de guerras, Putin ha enfrentado una oposición doméstica popular importante. Miles de personas han protestado en contra a pesar de la fuerte represión policial. Incluso hay voces opositoras dentro de la elite económica rusa, usualmente alineada con Putin. Estos tres factores -falta de una victoria rápida, los aliados occidentales unificados en su contra, más la oposición doméstica- significan que Putin ha fracasado en objetivos claves de su guerra. Lamentablemente, esto probablemente significará una extensión del conflicto, generando altísimos costos humanos en ambos países.