Columna de Valeria Palanza: Instituciones democráticas para el Chile del siglo XXI
Por Valeria Palanza, profesora y subdirectora ICP UC / Red de Politólogas.
Es admirable el trabajo desarrollado por la Comisión de Sistema Político de la Convención. El mandato que le entregó la ciudadanía fue claro: generar una institucionalidad representativa de las identidades diversas que atraviesan a esta sociedad, que relegitime el vínculo de la ciudadanía con el gobierno, para superar los desencuentros del pasado. La comisión ha sabido ir interpretando el mandato, y aunque las propuestas para aterrizarlo han sido diversas, el ánimo ha sido adecuado para acercar posiciones con vistas a cumplir mejor con su cometido.
Algunos de los puntos que ha abordado van asociados a la necesaria ampliación de la potestad legislativa del Congreso, hoy muy concentrada en la Presidencia, la creación de dispositivos institucionales que acerquen las decisiones a las mayorías, la ampliación de la función de representación más allá de los partidos políticos, cierta redefinición del poder presidencial y su gabinete, la descentralización del poder y la incorporación de dispositivos que entreguen estabilidad en momentos de crisis. Abordados estos puntos, la definición de la letra chica ha sido más difícil de acordar. Así, la propuesta de artículos que llegará al pleno sigue contando con déficits de diseño importantes.
Fundamentalmente, preocupa la dislocación del debate acerca del órgano encargado de tomar decisiones legislativas. El bicameralismo asimétrico ha sido desvirtuado, limitándose de tal manera las atribuciones del Consejo Territorial que se atenta contra el sentido democrático del mismo. El Consejo Territorial es imprescindible, pero de aprobarse así, se estará cometiendo el mismo error que se cometió en la Constitución actual al crear un Congreso atado de manos y pies, que condujo casi inevitablemente al estallido de 2019 por generar expectativas de representación que no cumplía. Este Consejo Territorial contará con representantes de los territorios elegidos por la ciudadanía de cada territorio que al final del día no podrán tomar decisiones importantes para las regiones y deberán acatar los deseos de las mayorías instaladas en el Congreso Plurinacional, donde la Región Metropolitana será siempre la que más representantes tendrá, por ser la más poblada. Esto tendrá un costo democrático importante que quienes promueven un Consejo Territorial minimalista pierden de vista.
El Consejo Territorial no corre peligro de ser un Senado, porque no es nada parecido al Senado. Representará a las regiones en pie de igualdad y según se había propuesto, se sometería a la voluntad de la cámara política en cuestiones que no afecten lo regional. Es importante reconsiderar el diseño del proceso legislativo para que en verdad represente los matices democráticos de Chile.