Columna de Vicente Torrijos: Ingrid Betancourt, ave fénix
Por Vicente Torrijos, profesor colombiano de Asuntos Estratégicos
Una activista que parecía retirada y que se hizo famosa por haber sido secuestrada hace 20 años por las Farc busca ser candidata presidencial en Colombia con base en el llamado voto de opinión. Se trata de Ingrid Betancourt, ecologista que fue congresista en los 90 y que al desobedecer las advertencias de los militares resolvió ingresar a territorios controlados por la guerrilla, acabando secuestrada y luego rescatada.
¿Qué impacto podría tener su aspiración, más allá de estar pensando con el deseo?
Lo primero que debe tenerse en cuenta es que su aspiración se limita, por lo pronto, a participar en las primarias de marzo, y en el marco de una coalición tan diversa como dispersa. De hecho, en ella hay liderazgos mucho más consolidados, como el de Sergio Fajardo, con lo cual algunos sectores esbozan, con cierta suspicacia, la hipótesis de que él está impulsando a varios participantes -como la propia Betancourt- bajo la lógica de dividir para vencer. Y, más aún, que ella tan solo estaría buscando posicionarse como su eventual fórmula vicepresidencial.
Segundo, la popularidad que tiene en las encuestas es relativamente insignificante y eso podría explicarse en función de que muchos colombianos piensan que en vez de mostrar plena gratitud con las Fuerzas Militares que la liberaron, desafió al Estado en busca de cuantiosas indemnizaciones.
Y tercero, hay quienes ven su liderazgo como un fenómeno asociado a cierto “redentorismo burgués”, algo así como la recuperación del ave Fénix para “salvar” al país de la polarización y el odio.
Como sea, lo cierto es que el país no parece ser un caldo de cultivo apropiado para las opciones centristas, apaciguadoras y ambiguas. Por el contrario, los sondeos indican que la mayoría se inclina por opciones decisivas y categóricas para decidir si el modelo sigue siendo liberal, o da un giro hacia una especie de socialismo híbrido, o autóctono. Y en esas tendencias no encaja, para nada, Ingrid Betancourt. Como tampoco encaja ninguno de sus asociados.