Por William Porath, académico Facultad de Comunicaciones UC. Doctor en Ciencia Política, Johannes Gutenberg University Mainz
Como programa de televisión, la franja electoral que transmite la televisión abierta es sin duda muy importante. Para comenzar es el programa más visto regularmente cada día de transmisión. Además, tres de cada cuatro chilenos declaró haberla visto para las elecciones presidenciales y parlamentarias pasadas. Claro que de ellos la gran mayoría llegó a verla de manera incidental, estaba viendo otra cosa y simplemente “se quedó pegado”. Es decir, no fue una elección consciente verla, pero tampoco la evitó.
Y ese es el segundo punto de por qué la franja es importante: congrega a un público que según la teoría es el tipo de personas que más puede ser influenciado por ella. Quien la evita no puede ser influenciado, pero es además muy posiblemente alguien que decidió marginarse del proceso. Por otro lado, la mayoría de quienes querían verla muy posiblemente ya tienen su opción hecha y solo la ven para reafirmar una decisión tomada. Entonces, quienes incidentalmente llegan a ella y no tienen una decisión de cómo votar es posiblemente el tipo de público en donde más puede la franja ejercer su influjo.
Pero ese poder está limitado. En ningún caso se trata de que alguien decidido a votar por una opción vaya a cambiar debido a la calidad técnica y argumentativa de la publicidad de la opción contraria. El 44% que obtuvo el general Pinochet demuestra que los fieles de una opción persisten en ella, independiente de la calidad de la publicidad. Asumiendo lo que dicen las encuestas hoy en día, quienes pueden ser influidos por la franja serían entonces una fracción menor.
Y dado que la norma chilena obliga de cierta manera a este público a ver las dos opciones en igualdad de condiciones, y dado además que actualmente ambas opciones presentan un nivel parejo de calidad técnica, las ganancias de un bando se verán neutralizadas por las del otro, dependiendo de cuál mensaje resuene más en cada corazón.
Pero al final del día la franja cumple un importante rol normativo: el servicio de hacer ver al público que hay un proceso electoral en curso, motivarlo a informarse más y a participar, y darle a conocer cuál es el sentido, según sus propios defensores, de las opciones en juego.