Por Xavier Delgado, asociado senior del programa en el Instituto de Canadá del Centro Wilson.
La era de Justin Trudeau ha terminado en Canadá. A principios de esta semana, el primer ministro anunció que dimitirá una vez que su Partido Liberal elija a un nuevo líder. Tras ganar tres elecciones en 2015, 2019 y 2021, su mandato llegó a su fin a causa de una revuelta en las asambleas partidarias y de unos desalentadores resultados en las encuestas antes de las elecciones federales previstas para 2025. La dimisión de Trudeau marca el final de un capítulo de una década en la historia canadiense en la que su gobierno tuvo que hacer frente a la pandemia de Covid-19, a las protestas de los camioneros contra las medidas restrictivas de salud pública y a la supuesta interferencia extranjera de China e India.
Para ganar más tiempo para su partido antes de las próximas elecciones, el primer ministro prorrogó el Parlamento (es decir, suspendió la sesión actual) hasta el 24 de marzo. Antes de esa fecha, el Partido Liberal elegirá a su próximo líder entre lo que probablemente será un campo repleto de candidatos. Entre los posibles abanderados figuran la ex viceprimera ministra, Chrystia Freeland; el ex gobernador del Banco de Canadá, Mark Carney, la ex primera ministra de Columbia Británica, Christy Clark y varios ministros actuales del gabinete.
Quien gane el liderazgo será el primer ministro cuando el Parlamento regrese, aunque se espera que sea convocado inmediatamente a una elección. Aunque las próximas elecciones federales no están programadas para tener lugar hasta octubre de 2025, el Partido Conservador y el Nuevo Partido Democrático de la oposición han indicado que votarán para derrocar al gobierno y convocar elecciones anticipadas en la próxima oportunidad: el discurso del trono que abrirá la próxima sesión parlamentaria en marzo. Las encuestas proyectan que los conservadores ganarán una mayoría absoluta.
El próximo primer ministro de Canadá se enfrentará a la abrumadora tarea de hacer que el país vuelva a la senda de la prosperidad económica, abordar las preocupaciones de los votantes sobre la inmigración y la inflación, y gestionar las relaciones entre Canadá y Estados Unidos con el Presidente electo Donald Trump. Cuanto antes esa persona, sea quien sea, pueda obtener un mandato y comenzar a abordar estas cuestiones, mejor será para Canadá.