Columna de Ximena Risco: Mucha tele
Por Ximena Risco F., magister en Derecho
En las últimas semanas, Cathy Barriga, exalcaldesa de Maipú y otrora figura televisiva, y Camila Polizzi, protagonista del caso Lencería, han estado en el centro de la noticia por cómo han cumplido sus medidas cautelares. Las imputadas subieron fotos a redes sociales, gatillando la molestia del Fiscal Nacional, quien mencionó que no es razonable que cumplan la medida al lado de sus piscinas, señalando que Barriga debería estar en prisión, en otras palabras, que lo correcto es que pague con la medida más gravosa de privación de libertad, privándola así de sus derechos básicos lo antes posible. Este anhelo es compartido por quienes perciben como una injusticia que personas famosas no ingresen a prisión luego de la formalización.
Sin entrar en cuestionamientos morales por la exhibición de la vida privada, lo que se advierte detrás de esta pulsión por la cárcel es la necesidad de adelantamiento de la condena a la etapa de formalización de cargos, lo que constituye un mal augurio para la presunción de inocencia. Se olvida así que el arresto domiciliario total -ratificado ayer por la Corte de Apelaciones en el caso de Cathy Barriga- supone una restricción completa de la libertad ambulatoria y es la respuesta estatal a una estimación de peligrosidad, no a una condena.
Así, la frase “la libertad de tal persona es un peligro para la seguridad de la sociedad” esconde la ansiedad por anticipar alguna pena, sin forma de juicio, que despoja a la medida de cualquier finalidad cautelar. La desconexión entre medio y fin se confirma al constatar que lo único que se estima como suficiente en estos casos es una sanción precoz, identificada con una privación de libertad en un recinto penitenciario, ojalá con transmisión en directo del ingreso.
Es necesario recordar que en otros edificios del Centro de Justicia se llevan adelante juicios por corrupción, no televisados, siguiendo el curso normal de un proceso penal: un juicio que determine si hay o no participación en un delito y su condena, hito que derrota, finalmente, la presunción de inocencia.
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