“Con Piñera esto no me pasaría, nos trataban mejor”, comentaba con ironía -que no ocultaba su molestia- el timonel del Partido Comunista (PC), Guillermo Teillier, en medio del Salón de Honor del Congreso Nacional, minutos antes de que empezara la ceremonia de traspaso de mando presidencial.
La escena la recuerdan varios de los jefes de partido presentes en esa jornada: el problema radicó en que los presidentes de las colectividades oficialistas no contaban con una ubicación designada en la ceremonia.
Teillier, junto a la vicepresidenta del FRVS, Flavia Torrealba, y el timonel de los liberales, Patricio Morales, fueron enviados a ubicarse en las graderías del tercer nivel, donde ya estaban instalados los subsecretarios de la administración de Sebastián Piñera. Finalmente, una funcionaria del Senado los reubicó en el segundo piso.
El timonel PC optó por sentarse más adelante en una de las butacas designadas a una autoridad extranjera y tuvo que regresar a su ubicación original cuando llegó el diplomático, quedando con una mala panorámica de la ceremonia. Un poco en serio y un poco en broma, el líder comunista comentaba a sus pares de los partidos que en los primeros minutos de su propio gobierno el trato estaba siendo poco deferente.
A tres semanas de iniciado el gobierno, la ironía de Teillier grafica el estado de ánimo de varios jefes de partido respecto al trato que les han dado, olvidando invitarlos a actividades de gobierno -como el cónclave de Cerro Castillo del viernes 25 de marzo- o con señales de desconfianza, como las que se han dado en las reuniones del comité político ampliado que los congrega todos los lunes con los ministros políticos de La Moneda y el titular de Hacienda, Mario Marcel.
Alertas no escuchadas
La cita -una tradición de los gobiernos- se inicia a las 11 de la mañana y en ella participan los ministros del Interior, Hacienda, Segpres, Segegob y Mujer y los presidentes de los partidos oficialistas de Apruebo Dignidad y Socialismo Democrático.
Aunque la reunión es formalmente dirigida por la ministra Izkia Siches, quienes participan de la instancia destacan la influencia que tiene el titular de la Segpres, Giorgio Jackson.
El elenco de jefes de partido que se suele repetir semana a semana está conformado por presidente (s) del PS, Andrés Santander; del PPD, Natalia Piergentili; del PR, Alberto Robles; del PL, Patricio Morales; de RD, Margarita Portuguez; de Comunes, Ka Quiroz y del PC, Guillermo Teillier. A ellos se suman la vicepresidenta del FRVS, Flavia Torrealba, y los representantes de Unir y Acción Humanista, Marcelo Díaz y Tomás Hirsch, respectivamente. En el caso de Convergencia Social -el partido del Mandatario- han asistido “en dupla” los diputados Diego Ibáñez y Gael Yeomans al existir, por ahora, una dirección nacional provisoria a la espera de las elecciones internas.
Una de las características del encuentro -que ya suman tres desde la instalación del gobierno- según los asistentes es la preocupación de los ministros porque no se filtren los contenidos de la cita. Eso explica -según los asistentes- que no se envíe previamente un “temario” a tratar y que se pida a los asistentes que volteen sus celulares mientras se desarrolla la reunión.
La falta de conocimiento de los presentes -que se profundiza por la existencia de dos coaliciones de gobierno- ha incidido en que, al menos hasta ahora, el encuentro tenga más carácter formal a que sea una instancia de toma de definiciones relevante en el gobierno. Es por ello que, por ejemplo, los jefes de partido han instado a los ministros a entregarles claves de la agenda de la semana, prioridades legislativas o bajadas comunicacionales.
Un factor previsible es la brecha generacional de los asistentes: mientras los millennials prefieren tomar notas del encuentro en sus notebooks y piden la clave del wifi, el resto aún acude con cuaderno y un lápiz.
Los ministros -según coinciden varios de los jefes de partido- han sido advertidos de potenciales problemas y han ignorado las sugerencias. Así pasó -por ejemplo- cuando en una de las citas los participantes advirtieron de la poca fluidez con la que se estaba llevando la negociación por la designación de seremis y la ministra Siches les replicó que esa no era la instancia para hablar de nombramientos, o cuando Santander indicó que las alusiones al “Wallmapu” podrían traer repercusiones en la antesala del primera viaje oficial del Presidente Gabriel Boric a Argentina. Días después, la misma Siches tuvo que ofrecer disculpas a las autoridades trasandinas para mitigar su molestia.
En la última reunión del lunes 28, los jefes del PPD y el PS levantaron la voz -esta vez- para manifestar su incomodidad con el manejo dado al caso del carabinero que disparó su arma de servicio durante una marcha estudiantil -que luego se reveló que estaba siendo agredido por los manifestantes- y porque no se le había ido a visitar.
“Tarea para la casa”
Un aspecto que se repite entre los comentarios de quienes asisten al comité político son las “dinámicas” de la ministra Siches.
Una de ellas, consiste en abrir un tema hacia el final de la reunión para que en la próxima cita los representantes elaboren una síntesis frente a los puntos que plantea la doctora.
En concreto, se ha pedido que los máximos dirigentes de los partidos “piensen” aspectos como coordinarse mejor en la interna con su militancia para salir a defender la gestión del gobierno. También se ha abordado que planteen ideas sobre la forma en que el nuevo gobierno debe relacionarse con las policías.
Las semanas de trabajo han permitido que comiencen a identificarse los distintos estilos de los jefes de partido y hay varios aspectos en los que los asistentes coinciden.
Es notorio -por ejemplo- el silencio que caracteriza al líder del PC, Guillermo Teillier, quien interviene menos que el resto y lo mismo las dirigencias del Frente Amplio.
Por el contrario, Flavia Torrealba, Natalia Piergentili y en algunas ocasiones, Andrés Santander, son algunos de los que intervienen en mayor medida por parte de los partidos.
La novedad de dirigir un gobierno también ha marcado las semanas de instalación. Así, la timonel de Comunes, Ka Quiroz, ha tenido problemas con el control de Carabineros para entrar a La Moneda debido a que aún figura registrada como “Camila”, su antiguo nombre antes de que hiciera la modificación registral. Tras la molestia de la dirigenta, desde Interior se le ofreció disculpas.
En la primera reunión, en tanto, la curiosidad caracterizaba a los nuevos visitantes de Palacio: apenas instalados en el salón donde se desarrolla el encuentro, una dirigenta del Frente Amplio pidió que les hicieran un tour por La Moneda, aludiendo a que era primera vez que entraba. Marcelo Díaz, exministro del gobierno de Michelle Bachelet, se ofreció para hacer el recorrido al término de la cita.