Luego de una semana en la que Estados Unidos y la comunidad internacional presionaron a Israel para que no respondiera a los ataques que llevó a cabo Teherán el sábado pasado, el gobierno del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, hizo caso omiso y finalmente decidió que la fecha de su replica sería nada menos que en el cumpleaños 84 del ayatolá Ali Jamenei. Así, en la madrugada del viernes lanzó un ataque limitado en el territorio iraní.
La reciente tensión entre Israel e Irán constituye una escalada peligrosa en un conflicto en Medio Oriente que amenaza con expandirse en la región. Durante días se había extendido el temor de que una contundente respuesta israelí al ataque de Teherán el fin de semana pasado -cuando lanzó aproximadamente 185 drones, 36 misiles de crucero y 110 misiles tierra-tierra- podría provocar una respuesta aun más agresiva por parte de Irán, pasando de ser una confrontación del estilo “ojo por ojo” a una guerra más amplia.
Sin embargo, la reacción inicial iraní sugirió que los líderes de ese país no se apresurarían a responder, a pesar de haber advertido que reaccionarían de manera “masiva y dura” ante cualquier ataque israelí, tal como señaló el miércoles el presidente Ebrahim Raisi. La ofensiva israelí tuvo como objetivo una instalación militar cerca de la ciudad de Isfahán, que también alberga algunas instalaciones nucleares, y posiblemente la ciudad de Tabriz.
Los funcionarios iraníes dijeron que no se había detectado ningún avión enemigo en el espacio aéreo iraní y que el ataque principal -contra una base militar en el centro de Irán- había sido iniciado por pequeños drones no tripulados que probablemente fueron lanzados desde el interior del territorio iraní. La naturaleza del ataque tenía precedentes: Israel utilizó métodos similares en un ataque contra una instalación militar en Isfahán a principios de 2023.
Eso sí, según la cadena ABC News, las Fuerzas de Defensa de Israel habrían lanzado tres misiles contra un sitio de radar de defensa aérea cerca de Isfahán, pero desde fuera de Irán.
Pese a la agitada noche, los medios de comunicación estatales iraníes hablaron en la mañana de un rápido regreso a la normalidad, transmitiendo imágenes de escenas callejeras tranquilas, mientras los funcionarios desestimaban públicamente el impacto del ataque. También se reabrieron los aeropuertos, tras un breve cierre nocturno.
Israel, por su parte -que hasta anoche no había asumido oficialmente la responsabilidad-, permanecía en silencio, bajándole el perfil a la contundencia de su respuesta. Los expertos creen que ambas partes parecen esperar que los intercambios hayan sido suficientes para satisfacer a las audiencias nacionales sin requerir más represalias.
“Los funcionarios de la administración Biden ya han dejado claro que se trata de una acción cinética israelí en suelo iraní. Parece que estamos más cerca que nunca de una guerra regional amplia, a pesar de que la comunidad internacional probablemente hará grandes esfuerzos para reducir las tensiones”, escribió el periodista israelí Amos Harel, en una columna en el diario Haaretz.
“Israel respondió a Irán de manera similar a como lo había hecho Teherán, con aviso previo, para minimizar las bajas y apuntando únicamente a sitios militares. Ahora la pelota está de nuevo en el tejado de Irán y los comandantes iraníes ya han dado señales de que no tomarán represalias. Entonces, si Irán ejerce moderación en este momento, esto podría seguir siendo una situación de ojo por ojo y no escalar más, y ambas partes podrían volver al statu quo anterior, con líneas rojas recientemente restablecidas y cierto nivel de disuasión mutua. Las dos partes han demostrado que están dispuestos y son capaces de atacar el suelo del otro”, dice a La Tercera Negar Mortazavi, periodista iraní-estadounidense e investigadora principal del Centro de Política Internacional en Washington.
“El papel de Estados Unidos también es muy importante aquí, ya que demostraron que si bien ayudarían a proteger a Israel en la defensa, no se unirían a Israel en ataques ofensivos. De hecho, Estados Unidos también utilizó canales diplomáticos secundarios antes de ambos ataques para alertar a Irán e Israel del ataque de la otra parte, minimizando las bajas en ambos lados. Esto ayudó a que los ataques tuvieran un impacto menor y potencialmente ha allanado el camino para una desescalada”, añadió.
Tensión entre Israel e Irán
Israel e Irán han librado una guerra en la sombra durante décadas. Los sucesivos regímenes iraníes han prometido destruir a Israel, mientras que sus aliados occidentales, incluido Estados Unidos, ven a Teherán como una amenaza, a medida que se acerca a tener la capacidad de construir armas nucleares. Washington ha proporcionado a Israel más ayuda militar que cualquier otro país desde la Segunda Guerra Mundial, ascendiendo en la actualidad a unos US$ 3.000 millones anuales, en parte para protegerlo de Irán.
El bombardeo de misiles y aviones no tripulados de Irán el sábado pasado -los cuales fueron interceptados en un 99% por Israel, con la ayuda de Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Jordania- fue un cambio estratégico por parte de Teherán. Si bien durante años el régimen del ayatolá Ali Jamenei había tenido una política de atacar a Israel, no había cruzado las líneas.
Irán ha respaldado a milicias y organizaciones terroristas -como Hizbolá en Siria, los hutíes en Yemen, milicias chiitas en Siria y Hamas y la Yihad Islámica en Gaza-, las que han creado lo que ellos llaman un “anillo de fuego” alrededor de Israel, pero normalmente ha evitado una confrontación directa.
Los ataques de Israel en la llamada guerra entre guerras se había centrado en Siria, combinando asesinatos selectivos de Guardias Revolucionarios de Irán y ataques aéreos contra instalaciones militares y convoyes de armas que estaban siendo contrabandeadas. Estos ataques generalmente encontraron respuestas iraníes menores.
Pero todo cambió el 1 de abril, cuando un ataque israelí -el que tampoco ha sido adjudicado- contra el complejo diplomático iraní en Siria cobró la vida del general iraní Mohammad Reza Zahedi, alias Hassan Mahdawi, comandante de la Fuerza Quds en Siria y Líbano. Se trató de la mayor pérdida para Teherán desde que Estados Unidos asesinó al comandante de la Fuerza Quds, Qassem Soleimani, en Irak, en enero de 2020, y un enorme revés para Hezbolá. De hecho, el jefe de esta organización libanesa, Hassan Nasrallah, lo elogió durante una hora en un discurso televisado y dijo que estaba “trabajando día y noche para servir a esta resistencia” y mejorar sus capacidades. Para Teherán esto significó una grave afrenta y por eso lanzó su ataque el sábado pasado.
“Había una creciente sensación de que todos los demás medios de respuesta contra Irán -como la cibernética- eran ineficaces. Por otro lado, la debilidad de Israel -a ojos de Irán- es el hecho de que lleva seis meses dando tumbos en Gaza, sigue luchando contra Hezbolá, se encuentra en una situación de poblaciones desplazadas, la amplia protesta contra Israel en el ámbito mundial, la fisura interna de la sociedad y las dificultades en las relaciones con Estados Unidos”, comenta a La Tercera Eldad Shavit, investigador principal del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional (INSS) de la Universidad de Tel Aviv.
¿Conflicto regional?
El ataque de Irán a Israel encendió las alarmas en la comunidad internacional en cuanto a que pueda transformarse en un conflicto regional. De hecho, el jefe de la política exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, advirtió de que “estamos al borde” de “una guerra regional en Medio Oriente, que tendrá consecuencias en todo el mundo y especialmente Europa”.
Consciente de este riesgo, Estados Unidos ha desplegado a su diplomacia para desescalar la tensión. Según Politico, tras los ataques israelíes del viernes, la instrucción desde Washington ha sido guardar silencio.
“Creo que la acción iraní supuso un cambio significativo en la estrategia iraní y es un movimiento que tiene el potencial de cambiar las reglas del juego en la región. Por primera vez Irán lleva a cabo un ataque masivo contra otro país y utiliza misiles tierra-tierra. La ecuación hasta ahora ha sido que Irán está utilizando a sus aliados en la región para responder. Ahora Israel tiene que tener en cuenta que Irán responderá directamente a cualquiera de sus acciones en su territorio. El equilibrio de la disuasión ha cambiado y esto es algo que tanto Israel como los demás países de la región y la comunidad internacional deben tener en cuenta”, advierte Shavit.
“Existe el riesgo de que la situación se agrave y arrastre a toda la región. Incluso sin un ataque a Irán por parte de Israel existe el riesgo de que Hezbolá se una a la campaña. La decisión de Irán de atacar cambia la realidad y las prioridades de Israel y aumenta la probabilidad de un escenario de deterioro regional”, añadió.
A este contexto se suman los países árabes que ayudaron a la defensa de Israel el sábado pasado. Además de Jordania, la Real Fuerza Aérea Saudita también derribó proyectiles iraníes que volaban en su espacio aéreo y, según Foreign Policy, Riad y los Emiratos Árabes Unidos proporcionaron información de inteligencia crítica antes del ataque.
Hay varias razones por las que las potencias árabes moderadas decidieron desempeñar un papel esa noche. Una es que si la operación iraní hubiera terminado con una pérdida significativa de vidas o destrucción, Israel habría contraatacado con fuerza, aumentando el riesgo de una guerra regional. Otra, indicó la publicación, es que muchos países árabes no están contentos por la intromisión de Irán (en Irak, Siria, Líbano y Yemen) y la inestabilidad que ha creado. Pero sobre todo, Israel se ha transformado en un socio económico para muchos de ellos. Es más, para Jordania y Egipto, Israel es como un salvavidas económico. Esto explica en gran medida por qué seis meses después de la guerra en Gaza, Jordania, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos casi no han tomado medidas concretas contra Israel. Cuando Turquía finalmente anunció el 9 de abril que prohibiría una amplia gama de exportaciones a Israel, ningún país árabe lo siguió.
A juicio de Mortazavi, “nos encontramos en una encrucijada muy peligrosa y existe la posibilidad de una nueva escalada de una guerra que se ha intensificado gradualmente desde octubre y se ha extendido a múltiples actores estatales y no estatales en varios lugares en diferentes países, desde Gaza a Líbano, Siria, Irak y el Mar Rojo. Estados Unidos desempeña aquí un papel crucial, ya que es el país con mayor influencia y capacidad de influencia sobre Israel”.