Cordero, el nuevo favorito de La Moneda

LUIS CORDERO, MINISTRO DE JUSTICIA
Cordero, el nuevo favorito de La Moneda. FOTO: MARIO TELLEZ / LA TERCERA

El séptimo ministro del comité político es solo una de las formas en que en el Ejecutivo se refieren al titular de Justicia, quien asumió un rol clave de contención en el lío de platas. El abogado se ha ido ganando la confianza del Presidente y se ha convertido en el contacto preferido en los celulares de varios de sus compañeros del gabinete.


“¿De verdad no le habían ofrecido antes ser ministro de Justicia?”. La pregunta se la hizo el Presidente Gabriel Boric a Luis Cordero el mismo día que asumió en la cartera, el pasado 7 de enero. Tras un largo vuelo desde Alemania, donde se había radicado junto a su esposa -la embajadora Magdalena Atria-, el experto en derecho administrativo llegaba a Chile a contener una de las crisis más complejas que le había tocado enfrentar al Mandatario: el escándalo por los polémicos indultos que concedió -pese a un complejo prontuario previo- a condenados por delitos del estallido social.

“No, Presidente. De verdad”, le respondió el secretario de Estado en esa oportunidad, a quien había conocido en las salas de clases de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile. Cordero fue su profesor y Boric su estudiante.

El diálogo entre ambos refleja en parte -según afirman en el gobierno- la percepción que tiene el Jefe de Estado sobre el ministro de Justicia, una mezcla entre “admiración, respeto y confianza” que se ha profundizado en estos siete meses. En ese corto periodo, el titular de Justicia se ha transformado en un activo imprescindible cuando se trata de contener momentos complejos en La Moneda, y así ha quedado de manifiesto en la crisis que se destapó por millonarios convenios firmados entre fundaciones y el Estado, indagatoria que lleva el Ministerio Público y en que se investigan delitos de corrupción.

El abogado del gobierno, “el bombero” de La Moneda y el séptimo ministro del comité político son solo algunas de las formas en que se refieren a él sus compañeros del gabinete y que dan cuenta de su creciente influencia en Palacio, pero también en el propio Boric.

Quienes conocen del vínculo entre el Presidente y Cordero, afirman que el lazo también se ha estrechado desde lo humano. El ministro ha comentado que una de las cosas que más le ha costado de ejercer un cargo público ha sido exponer su biografía.

Por ejemplo, el hecho de ser hijo de carabinero y tener a dos tíos abuelos detenidos desaparecidos. Por eso, quizás, valoró tanto que tras dar a conocer su historia -la que abordó con el diario El País- el Mandatario le escribiera por Signal, vía por la que suele comunicarse con sus colaboradores, y le diera otro valor al rol que está cumpliendo el independiente para sacar adelante el Plan de Búsqueda, en un contexto en que este año se conmemoran 50 años del Golpe de Estado.

En el gobierno afirman que pese a la creciente ascendencia del ministro sobre el Presidente y su comité político, Cordero ha cultivado un bajo perfil y más bien técnico, el que conjuga con sus labores del Ministerio de Justicia. Su jornada parte a las 7.30, cuando sus escoltas pasan a buscarlo a su casa en el centro de Santiago, y terminan pasadas las 22.00. Para desestresarse, el titular de Justicia suele trotar antes de esa hora o los fines de semana y -además- mantiene un horario sagrado: el bloque en que sigue ejerciendo como profesor en la Universidad de Chile.

El cortafuegos

Cuando el Presidente llamó a Cordero para pedirle que asumiera Justicia no era primera vez que representantes de su gobierno se contactaban con él para pedirle que los ayudara. Ya lo había hecho la ministra Camila Vallejo (Segegob) cuando se enredó el nombramiento de Rodrigo Cid para el directorio de TVN, y también los equipos del ministro Giorgio Jackson (Mideso), cuando la oposición levantaba una acusación constitucional en su contra.

Y, como era esperable, las solicitudes de consejos y análisis jurídicos de parte de sus compañeros del gabinete han aumentado ahora que es ministro y, sobre todo, en medio del lío de platas. Estas semanas varios lo han llamado para despejar dudas. Eso hace todas las semanas la ministra Vallejo, de quien se resiente que no haya asumido un rol de primera línea los primeros días de estallada la crisis.

Con ella Cordero se lleva bien, pero varios en el gobierno admiten que el ministro ha reforzado una contención comunicacional que no estaba siendo del todo efectiva. Algo que también ha intentado el comité de crisis de Juan Carvajal, quien llegó hace algunas semanas a asesorar a la Secretaría de Comunicaciones (Secom).

Así, tal como lo hizo con los indultos -cerrando un flanco que parecía desbordado para el Presidente-, Cordero ha jugado un rol de contención en los momentos más críticos en el escándalo por los cuestionados convenios.

Un episodio que recuerdan quienes han estado en el epicentro de la gestión de la crisis y que -dicen en La Moneda- grafica el papel que ha jugado el titular de Justicia en esta pasada es el momento en que Boric quedó expuesto, al entregar declaraciones poco claras respecto de cuándo se había enterado él del caso de Democracia Viva. “Ahí demostró que tiene olfato político y no solo técnico”, dice un personero del gobierno, al repasar que fue Cordero quien en un punto de prensa en el Congreso puso un cortafuegos y aunó las versiones contradictorias que se habían dado previamente, intentando cerrar el flanco con datos duros. “El Presidente se enteró el 16 de junio”, dijo ese día.

Por el carácter jurídico que -como ha dicho él- implicaba meterse en las “entrañas del Estado”, el secretario de Estado estuvo desde el inicio en el comité de crisis que se improvisó luego de que se destapara el caso, espacio que, además, integran el ministro Álvaro Elizalde (Segpres) y las ministras Vallejo y Tohá.

Cordero también ha pedido que todas las alertas que puedan tener implicancias judiciales le sean notificadas directamente. De hecho, hay un criterio que ha reiterado a todas las reparticiones: que en cada levantamiento de información que se haga y pueda terminar siendo complejo se envíe de manera simultánea al Ministerio Público y al Consejo de Defensa del Estado (CDE).

Pese a todo, quienes han podido conversar con Cordero de la crisis aseguran que el ministro reconoce las falencias en el manejo que han tenido como gobierno, algo que, en todo caso, responde para él a la complejidad de un problema de inercia que trasciende a esta administración.

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