En medio de la incertidumbre generada por la pandemia del Covid-19 y cuando gran parte del mundo comenzaba a retomar la cotidianidad con las reaperturas tras meses de campañas de vacunación, la magnitud de la expansión de la variante delta sacudió al mundo recordando los peores escenarios epidemiológicos durante la primera ola del virus en 2020. A nueve meses de su aparición, la mutación descubierta en India encendió nuevos focos de coronavirus en el planeta y llegó para desestabilizar todo lo que se conocía hasta ahora sobre la enfermedad.

Un reciente artículo de la revista Virological sostiene que la cantidad de virus encontrados en los primeros exámenes de pacientes con la variante delta fue mil veces mayor que la detectada en los pacientes del año pasado. Los datos explican que la variante delta es un 60% más transmisible que la variante alfa hallada en Reino Unido, que a su vez es un 60% más transmisible que la cepa original de Wuhan. Esto significa que si 10 infectados con la variante de China podían contagiar a 25 personas, sin restricciones como vacunas o cuarentenas, ahora 10 casos delta podrían infectar a entre 60 y 70 personas.

La ruta de la variante delta refleja una preocupación global ya que luego de seis meses desde la vacunación, la inmunidad contra el Covid-19 comienza a disminuir. Y sin la claridad de un protocolo establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para una dosis de refuerzo, lo único claro es que el uso de mascarillas y distanciamiento social están volviendo para quedarse, incluso en países con altos niveles de inmunización.

Personas hacen fila para recibir una dosis de la vacuna Sputnik V, en Ciudad de México. Foto: Reuters

Un ejemplo es Israel que retornó a la obligatoriedad de cubrebocas en espacios interiores y ordenó nuevamente que los viajeros extranjeros cumplan una estricta cuarentena a su llegada al país. Un día después que la OMS alertó que la variante delta desencadenó la cuarta ola del virus en Medio Oriente, con un incremento de las infecciones de un 55% y de un 15% en muertes en comparación al mes anterior, el primer ministro de Israel, Naftali Bennett, se adelantó a los paneles de expertos y anunció que comenzarán a distribuir una tercera dosis de la vacuna en los mayores de 60 años desde la próxima semana. Un caso similar es Hungría que anunció que implementará inoculaciones de refuerzo desde el domingo para frenar el preocupante aumento de infectados.

En Estados Unidos, la variante delta representa más del 80% de los nuevos contagios y casi el 97% de los casos graves afecta a la población sin inmunizar. El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) también revirtió sus protocolos, aconsejando que los vacunados vuelvan a usar mascarillas en lugares cerrados ante la alta movilidad.

Dos de los estados más afectados por la variante delta tienen los números más bajos de inoculados. Mississippi vivió un alza de más del 132% de casos diarios promedio en la última semana, mientras que Louisiana registró un crecimiento de más del 101%. Mientras Mississippi es el último estado del país en vacunación, con solo un 38,6% de sus habitantes con al menos una dosis, en Louisiana llega a un 41,2%.

Un letrero que requiere el uso de mascarillas afuera de una tienda en Union Station, en Washington D.C. Foto: AFP

“Está muriendo gente que no tiene por qué morir. Si estás ahí fuera y no estás vacunado, no tienes que morir”, defendió el Presidente Biden en una conferencia de prensa en la que informó que todos los trabajadores federales deberán informar sobre el estado de su vacunación, y en caso de no estar inmunizados deberán utilizar mascarilla y someterse a testeos regulares contra el virus.

En un intento por convencer a los indecisos, Biden además considera la obligación de la vacuna en el personal militar activo y solicitó a los gobiernos estatales ofrecer US$ 100 a las personas para que accedan a inmunizarse.

En esta nueva realidad creada por la variante delta, cada día son más empresas y gobiernos los que están exigiendo como requisito a los trabajadores la vacunación, pero a diferencia de los incentivos de EE.UU., algunos lugares han preferido optar por restricciones a los no vacunados.

Israel y hasta ahora 13 países de Europa buscan frenar la pandemia con la implementación de “pases verdes”, un documento oficial o mediante una aplicación que demuestra que las personas están vacunadas, tienen inmunidad o han dado negativo recientemente, que en algunos casos incluye un sistema de rastreo con GPS, lo que les otorga la libertad para acudir a espacios clave de la “nueva normalidad”, como restaurantes cerrados, gimnasios, cines, bares, discotecas y teatros.

Manifestantes protestan en Roma contra el plan Green Pass, un pase de salud que será obligatorio para interiores. eventos gastronómicos, culturales y deportivos a partir de la próxima semana. Foto: Reuters

Según EuroNews, los países que están utilizando un pase verde son Austria, Chipre, Dinamarca, Francia, Alemania, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Países Bajos, Portugal, Irlanda y Eslovenia. Sin embargo, la introducción de estas medidas no ha sido recibida totalmente con los brazos abiertos. Por un lado, los inmunizados lo ven como un premio a su decisión de vacunarse, pero otras personas acusan que es una violación a las libertades civiles, que les permitirá ser discriminados por los locales, lo que ha desencadenado varias manifestaciones en la región.

“El pase verde no es arbitrario, sino una condición necesaria para no cerrar la economía. Sin vacunas, todo tendrá que volver a cerrarse“, dijo el primer ministro de Italia, Mario Draghi.

Sin embargo, los datos indican que la estrategia de presión de los gobiernos para vacunarse estaría rindiendo frutos. Por ejemplo, después que el Presidente de Francia, Emmanuel Macron, anunció controles estrictos a la movilidad desde el 12 de julio y la obligatoriedad del pase verde para ciertos espacios de ocio nocturno -en pleno verano europeo-, un récord de 3,7 millones de ciudadanos se inscribieron para ser vacunados.

Focos de esperanza

Aún con la preocupación latente de la variante delta, los ojos del mundo están sobre India y Reino Unido, los primeros en ser azotados por la variante delta y que podrían entregar una hoja de ruta positiva para controlar la mutación del Covid-19.

Una trabajadora de la salud vacuna a una mujer contra el coronavirus en un hospital de Amritsar, en India. Foto: AFP

Los británicos cerraron una auspiciosa semana en que los infectados diarios de Covid-19 pasaron de más de 46 mil a 23 mil en un día. Desde el 19 de julio, cuando el país eliminó la última ronda de restricciones por la pandemia dando luz verde a los centros cerrados de entretenimiento nocturno -los últimos en reabrir- y relajó los protocolos sobre el uso de mascarillas y eventos multitudinarios, se vivió un aumento significativo de la movilidad.

El secretario de Salud británico, Sajid Javid, alertó que aunque los contagios se han visto controlados, las muertes diarias por coronavirus llegaron a 131 el martes, la cifra más alta desde marzo, lo que estaría directamente relacionado con la expansión de delta.

Pese a este escenario, las autoridades han asegurado que no volverán a cerrar el país si los ciudadanos siguen cautelosos y se siguen vacunando. De lo contrario, advierten que se podrían volver a registrar 100 mil contagios diarios.

De un total de 3.692 hospitalizados con la variante delta el viernes, un 58,3% no estaba vacunado y un 22,8% contaba con las dos dosis, informó Public Health England.

Según el diario estadounidense The Washington Post, altos funcionarios de la Casa Blanca están monitoreando el impacto de la variante en Reino Unido, ya que si la reapertura impulsada por el primer ministro británico, Boris Johnson, continua sin una nueva ola de hospitalizaciones y cuarentenas, es probable que el plan de recuperación de Estados Unidos seguirá en curso, pero si no se pueden retomar las actividades de manera segura podría obligar a dar pasos atrás.

Las comparaciones surgen cuando Reino Unido está ad portas de superar el 70% de la población vacunada con al menos una dosis de la vacuna y un 55% con el esquema de vacunación completo, mientras que EE.UU. registra un 56,7% de sus habitantes con una inmunización parcial y un 48,9% con ambas dosis.

Viajeros en la estación internacional de St Pancras, en Londres, tras la llegada de un tren Eurostar desde París. Foto: Reuters

Por otro lado, aparece India cuyas cifras epidemiológicas siguen siendo una de las peores en el mundo, pero evidencian una mejora en comparación al crítico escenario de mayo, cuando en un día informó más de 414 mil nuevos infectados de Covid-19. A diferencia de la estrategia de cuarentena nacional dictada en marzo de 2020, este año el gobierno del primer ministro Narendra Modi rechazó un confinamiento general y permitió bloqueos regionales. Según el diario Financial Times, estas restricciones, la reducción de la interacción social, un número creciente de anticuerpos contra el virus y las vacunas han sido la clave de la tendencia a la baja de casos.

Sin saber cómo funciona delta y ante el riesgo de nuevas variantes que podrían volver a complicar el escenario, el centro de investigación estadounidense Fundstrat entregó información que podría ser clave y esperanzadora. Sus investigadores destacan que el aumento de contagios por la variante delta en Reino Unido alcanzó su peak después de 45 días, cifra similar a la que registró India, cuyo punto máximo de propagación del virus fue en el día 50, lo que significa que aunque es más peligrosa podría desaparecer antes de lo que se esperaba.

Sin embargo, en un recordatorio de lo impredecible que es delta, países que fueron destacados en el pasado por su control del Covid-19, hoy viven momentos complejos. Así, la variante del virus ha obligado a las autoridades a endurecer las restricciones sanitarias, con confinamientos locales en China, soldados en las calles en Australia para hacer respetar las medidas y la prolongación del estado de emergencia en Japón en plenos Juegos Olímpicos.