Durante el verano, Chile enfrentó una nueva ola de Covid-19 -la cuarta desde el inicio de la pandemia-, impulsada esta vez por ómicron, una variante que destaca por su alta transmisibilidad.
De hecho, el 11 de febrero se alcanzó el récord de casos, cuando el Ministerio de Salud informó 38.446 nuevos contagios. Como consecuencia, el requerimiento de camas críticas también creció, con un ascenso marcado desde fines de enero, que alcanzó su peak el 1 de marzo, con 1.107 pacientes internados en las UCI del país.
Las elevadas cifras que produjo la nueva cepa disminuyeron dramáticamente, y hace casi un mes que los indicadores descienden de manera sostenida. Durante la última jornada se reportaron 3.890 nuevos contagios de coronavirus, cumpliéndose una semana con este número ya bajo los cinco mil casos diarios.
Al mismo tiempo, los pacientes que necesitan hospitalización también disminuyeron. A inicios de marzo había más de mil pacientes internados en unidades de cuidados críticos, y ayer eran 464, lo que configura una caída del 58% en cinco semanas.
Así, tanto los doctores de establecimientos públicos como privados explican que al día de hoy casi no ingresan pacientes. Y que, en algunos centros asistenciales, la mayoría de quienes ocupan una cama crítica adquirieron la enfermedad durante la ola ómicron, en marzo.
En ese escenario, Daniel Apolo, jefe de la UCI quirúrgica y médica de la Clínica Indisa, asegura que “al menos aquí en la clínica, los pacientes que están hospitalizados son personas que ingresaron durante la ola de ómicron, a principios de año. El paciente que cursa un cuadro clínico por Covid-19 tiene una evolución en UCI lenta, demora en salir, porque es una enfermedad grave que compromete los órganos “.
Carolina Ruiz, jefa de la Unidad de Paciente Crítico (UPC) del Hospital Sótero del Río, sostiene que el panorama que manejan es similar: “Cuando el coronavirus lleva un paciente a la UCI, y lo lleva a ventilación mecánica, tiene una evolución lenta. Ese fue uno de los aspectos que nos dio muchos problemas durante las primeras olas, pues los infectados pueden estar un mes en ventilación. Entonces, los pacientes de la ola ómicron, que en general es gente no vacunada, tienen un cuadro clínico largo, y eso explica que los contagiados que ingresaron en marzo todavía sigan en una unidad de cuidados intensivos y entubados”.
Luis Castillo, coordinador de la UPC del Hospital Barros Luco, relata que en el establecimiento el panorama es positivo, pues casi todos los pacientes que se internaron durante el peak de la ola ómicron -la primera semana de marzo- ya fueron dados de alta y casi no hay nuevos ingresos.
“Hace dos meses había 114 contagiados hospitalizados en el hospital, este jueves eran 12. Mientras que, en el mismo tiempo, los pacientes en UCI pasaron de 40 a uno. Es decir, los pacientes con coronavirus que requieren cuidados intensivos están en la más mínima expresión”, puntualiza el exsubsecretario de Redes Asistenciales.
Radiografía al paciente UCI
Ahora bien, de acuerdo a las cifras y a la experiencia de los médicos, los pacientes que están en las unidades de alta complejidad actualmente en su mayoría no están vacunados y tienen una edad avanzada.
De acuerdo a datos de la cartera sanitaria, entre el 26 de marzo y el 1 de abril, 1.002.541 personas estaban no vacunadas o con su esquema incompleto. De ellas, 37 ingresaron a la UCI, lo que da una tasa de 10,76 pacientes por cada 100 mil habitantes.
En el mismo período, en cambio, de los 12.509.450 personas que se encontraban con su dosis de refuerzo (más 14 días), la relación disminuyó, ya que fueron 51 las que necesitaron cuidados críticos, lo que configura una incidencia de 0,41.
Así, la estadística revela el importante efecto que está teniendo la tercera dosis: es capaz de reducir en casi 10 veces el riesgo de ingresar a UCI.
Claudia Vega, jefa de la UPC Adulto del Hospital El Carmen de Maipú, enfatiza que la vacunación marca una diferencia importante en la evolución del cuadro clínico: “De los pacientes que están ingresando, el 75% son no vacunados. Además, los inmunizados que requieren una cama crítica andan mejor que aquellos que no están inoculados, pues salen más rápido del cuadro clínico. Un vacunado puede estar una semana y uno que no lo está puede estar más del doble”.
En cuanto a las edades, desde inicios de la pandemia que los mayores de 71 años son quienes más ocupan una cama crítica. De hecho, hasta ayer, 195 pacientes de este grupo se encontraban internados en UCI. Luego les siguen las personas entre 60 y 69 años, con 158 (ver gráfica).
José Gajardo, jefe de la UCI de Clínica Dávila, relata que “la mayoría de los pacientes que se encuentra en esta unidad son mayores de 60 años. En relación con la vacunación contra el Covid-19, el 82% cuenta con las dosis completas y un 18% no tiene vacunas o tiene dosis incompletas”. Sin embargo, agrega que la vacuna ha mejorado la situación en la unidad: “Tenemos una estadía hospitalaria bastante más corta. La estadía promedio actual es de 24 días y durante todo 2021 fue de 35 días. Por lo tanto, los pacientes se recuperan más rápido”.