Álvaro Peralta Sáinz
Cronista gastronómico.

Crítica gastronómica de Don Tinto: Arroz Suelto, más allá de las apariencias

4 ene 2025 06:00 AM

Crítica gastronómica de Don Tinto: Arroz Suelto, más allá de las apariencias.

Por Álvaro Peralta Sáinz, cronista gastronómico.

Para los que hace rato pasamos los cuarenta, el sector del Metro Escuela Militar durante muchos años estuvo asociado al término de la Línea Uno y a largas noches que se pasaban en un par de fuentes de soda aledañas. Pero el tiempo ha transcurrido, el Metro siguió avanzando hacia el oriente y la zona se ha repletado de edificios de oficinas. Por lo mismo, al almuerzo no son pocos los que peinan sus calles en busca de una buena opción.

Justamente en eso nos vimos junto a un amigo hace unos días alrededor de las dos de la tarde y decidimos pasar a este sitio especializado en arroces que ya había visitado meses atrás. Se trata de un lugar pequeño y que por fuera no llama mayormente la atención, salvo por una terraza que por estos días se hace muy calurosa. De hecho, pareciera ser uno más de los numerosos sitios que existen en el área y que diariamente se llenan de oficinistas.

Pero no, aquí la cosa es diferente. Primero por su carta, que además de los arroces (que van cambiando en función de los productos disponibles) incluye algunas buenas preparaciones en base a carne, escabeches, huevos y otras sorpresas. Y segundo porque -de acuerdo a mi anterior visita- sus arroces están a un nivel muy superior a lo que se puede encontrar en el resto de la ciudad.

Así las cosas, partimos con un arroz con pescado, chorizo y zanahoria ($14.000) más dos bebidas ($2.300). Porque claro, para este tipo de lugares conseguir una patente de alcoholes es casi una quimera. Pero volvamos al arroz, que llegó prontamente a la mesa en una paella mediana, que si bien está pensada para consumo individual, la compartimos. Se trataba de un arroz redondito y que se notaba -al probarlo- que había absorbido una buena cantidad de caldo y aliños. Los granos estaban blandos, casi cremosos, pero sin llegar a ese punto en que pierden toda consistencia. Y claro, muy sabroso, más aún la parte de abajo que tiende a quemarse levemente y es una gloria. Por encima traía varios trozos de bonito, rodajas de un chorizo rojo bien intenso y algunos trozos de zanahoria. Junto y por separado este arroz estaba muy bien.

Luego seguimos con una fideuá de pescado y tomate ($12.000) que llegó en una paella idéntica a la anterior. Aquí los fideos estaban apenas compactos -como debe ser- pero conservaban el toque justo de humedad, el que se acentuaba con los trozos de pescado y tomate. Bien condimentada, la verdad es que fue otro acierto del almuerzo.

En resumen, se cumplieron las expectativas y por lo mismo podemos decir que más allá de las apariencias, Arroz Suelto no es un boliche cualquiera para almorzar en días laborales si no uno con una muy buena cocina. Y ojo, no solo sus arroces destacan, si no que me atrevería a decir que toda su carta.