Álvaro Peralta Sáinz
Cronista gastronómico.

Crítica gastronómica de Don Tinto: El Ancla, al paso

Hace 4 horas

Crítica gastronómica de Don Tinto: El Ancla, al paso. Instagram: El Ancla.

Por Álvaro Peralta Sáinz, cronista gastronómico.

Los domingos de diciembre pueden ser más atareados que los del resto del año. Es que entre compromisos varios, compras de regalos y otros asuntos; a ratos se extraña estar tranquilamente en casa viendo el fútbol por televisión. Pero claro, ya no hay fútbol nacional en diciembre -ni en enero- gracias a los genios de la ANFP. Aunque en realidad, ese es otro tema.

Volviendo a lo nuestro debo contar que uno de estos domingos caímos a eso de las tres de la tarde en este restaurante de calle Santa Beatriz especializado en productos del mar con el objetivo de comer algo rápido para luego seguir con nuestra agenda. En un primer momento pensamos que podían estar por cerrar a esa hora, pero no, seguían operativos y repletos.

Así las cosas, nos pudimos ubicar en uno de los comedores del segundo piso y para partir pedimos una porción de ostras ($8.900) más una copa de espumante ($3.900) y un schop Mestra ($4.900). Los bebestibles llegaron a la mesa junto a una panera con unos pequeños panes amasados calentitos, de vicio, y mantequilla. Después vinieron las ostras (12) todas bien pequeñas, gorditas y muy sabrosas. Venían servidas sobre un plato con hielo picado y acompañadas por una salsa verde. Sin embargo, solo con limón quedaron mucho mejor.

Para seguir pedimos dos clásicos del Ancla que siempre nos repetimos: almejas al matico con piures ($10.900) y calugas de pescado ($10.900). Para la espera llegó otra panera, igual a la anterior y que también fue despachada rápidamente. Pucha que es bueno el pan con mantequilla.

¿Cómo anduvieron los platos? La verdad es que muy buenos, como siempre. Las almejas cortadas finas, una buena cantidad de piures también cortado fino más la cebolla, el cilantro y el limón que acompañaban perfecto y formaban ese caldito que al final obligó a empinar seel plato. ¿Las calugas de pescado? Abundantes cubos de merluza frita a la perfección, crocante por fuera pero tierna y húmeda por dentro. Como debe ser. El pescado venía acompañado por una tártara, que podría tener más picardía. O mejor, dicho, que se le notaran más los trocitos de vegetales encurtidos.

En una ciudad como Santiago, donde sigue siendo difícil encontrar restaurantes que ofrezcan buenas preparaciones con productos del mar da gusto toparse con El Ancla, que mantiene la calidad y sirve incluso, en este caso, para un almuerzo rápido. Tan rápido que tras los platos de fondo y en vez de postre y café solo pedimos la cuenta, porque todavía quedaban cosas por hacer. Así son los domingos de diciembre.