Crónica de un caótico segundo ajuste ministerial
Ad portas de cumplir un año en el poder y con el objetivo de mejorar la gestión y equilibrar las fuerzas políticas de sus dos coaliciones de gobierno, el Presidente Gabriel Boric cambió ayer a cinco ministros -en Cancillería, Obras Públicas, Cultura, Deportes y Ciencia- y a 15 subsecretarios.
Una imagen con siete sillas dispuestas en el Salón Montt Varas filtrada por La Tercera anticipaba la mañana de ayer la magnitud del ajuste ministerial que tenía previsto hacer el Presidente Gabriel Boric pasado el mediodía y a sólo horas de que este sábado cumpliera su primer año en La Moneda.
Pero esos asientos -tras horas de tensa espera entre los colaboradores del Mandatario y con convocatoria cancelada de por medio- se redujeron sólo a cinco, a pocos minutos de que el Jefe de Estado iniciara la ceremonia en que concretó el movimiento de piezas que venía preparando hace semanas y en el que le pidió la renuncia a cinco ministros y 15 subsecretarios.
Quienes conocen el diseño que tenía el Presidente aseguran que hasta último momento evaluó si mantener o sacar al ministro de Educación, Marco Antonio Ávila (RD), y a su par de Minería, Marcela Hernando (PR). Varios de los asesores de Palacio, de hecho, eran partidarios de removerlos a los dos.
Pero ambos tendrán una nueva oportunidad, a diferencia de los salientes Antonia Urrejola (Relaciones Exteriores), Juan Carlos García (OO.PP.), Alexandra Benado (Deportes), Julieta Brodsky (Cultura) y Silvia Díaz (Ciencias).
En su reemplazo, el Presidente convocó a Alberto van Klaveren -independiente, cercano al PPD- para asumir la Cancillería; a la hasta ayer presidenta del BancoEstado y socialista, Jessica López, para el MOP; al exfutbolista y exsubsecretario Jaime Pizarro para liderar Deportes; al exdirector de televisión Jaime de Aguirre para Cultura y a la abogada Aisén Etcheberry para asumir Ciencias.
Asientos más o menos, lo que fue explicado de manera oficial como una descoordinación con los equipos de producción del Presidente, la escena se sumó a otras de las desprolijidades que marcaron la caótica jornada y el anuncio presidencial. Pasadas las 11.00, la exembajadora Marta Maurás -cercana a la ministra Carolina Tohá (Interior)- ya tenía confirmado que sería la nueva canciller, en remplazo de Urrejola. Así se lo comunicó a la presidenta del PPD, Natalia Piergentili. Tan seguro estaba el nombre que a esas alturas el PS, que sentía suyo el cupo de la cartera, ya negociaba compensaciones.
Pero la diplomática se cayó rápidamente. La timonel del partido manifestó directamente su molestia a Tohá por una decisión sin la venia de la colectividad. En la tienda, y sobre todo en el entorno de Heraldo Muñoz, no la consideraban como representativa del partido, pero-además- no le perdonaban que hubiese sido de las que apoyaron la candidatura presidencial de Paula Narváez (PS) y no la del excanciller. El veto del PPD pesó y el nombre de Van Klaveren fue el que terminó generando consenso y convenció a Boric.
La tensión a esa hora sólo crecía. En los equipos de los ministros salientes se acusaba “maltrato”, “excesivo hermetismo” y “falta de deferencia” por parte de La Moneda. Estaban en vilo y nadie les informaba nada. “Es inhumano”, decían algunos. Sólo pasadas las 12.30, el jefe de gabinete de la ministra Tohá, Ricardo Montero, invitó a los ministros a las 13 horas a esperar la ceremonia en el Salón O’Higgins. Pero a los pocos minutos cancelaría la convocatoria. Esa dilación repentina dejó escenas para el bronce: ministros como Marcela Hernando (Minería) o Juan Carlos Muñoz (Transportes) al llegar a Palacio tuvieron que buscar panoramas para hacer hora.
En paralelo, en el Segundo Piso de La Moneda, la presión era alta. El Presidente -quien llegó pasadas las 10.00 a Palacio- afinaba con sus equipos más estrechos los movimientos de última hora. Con él estuvo en todo momento su jefe de gabinete, Carlos Durán, y su jefe de asesores, Miguel Crispi, pero también los ministros Camila Vallejo (Segegob), Mario Marcel (Hacienda) y la propia Tohá.
Fue con la jefa de gabinete, de hecho, que el Presidente comenzó a recibir a sus ministros salientes antes de concretarse su renuncia. Fue el caso del ahora exministro García, quien fue contactado por la titular de Interior para que llegara un poco antes a La Moneda. “El Presidente quiere hablar con usted”, le dijo. La cosa pintaba mal y así se lo había anticipado también el timonel de su partido, Patricio Morales, quien se peleó en duros términos con el propio Boric. Quienes conocieron la conversación entre Tohá, el Mandatario y García, aseguran que el Jefe de Estado le informó su decisión, valoró su gestión y le dijo que le buscaría un espacio para que siguiera trabajando en el gobierno.
En el Ministerio de Educación las cosas no eran distintas al inicio de la jornada. Había incertidumbre absoluta y pasadas las 11.00 se insistía en que el futuro del ministro aún no se zanjaba. De hecho, hubo sondeos informales a la exsubsecretaria Valentina Quiroga y a Gonzalo Muñoz. Pero el Presidente se inclinó por mantener al profesor de Castellano en el Mineduc, pese a su cuestionada gestión y a que esta semana protagonizara un impasse en el Congreso que tuvo efectos en el rechazo de la idea de legislar de la reforma tributaria.
A sólo horas del anuncio, altos personeros de La Moneda decían que era insostenible su permanencia en el cargo. Su continuidad, de hecho, indignó a varios en el Socialismo Democrático, desde donde advertían que su gestión tenía más baches que la de, por ejemplo, García. Las razones que dan en el oficialismo para no removerlo son variadas: la presión de RD por mantenerlo -partido que sufrió pérdidas a nivel de subsecretarios-, pero también la dificultad para encontrar cuadros capacitados para asumir la cabeza de un ministerio altamente complejo.
Fuentes del gobierno aseguran que en el llamado entre Boric y Ávila el martes -conocido por la reprimenda que le dio el Mandatario por el trato a la diputada Viviana Delgado-, el Jefe de Estado le aseguró al docente su permanencia en el gabinete. Pese a ello, el ministro no respiró hasta que ayer llegó a Palacio y fue convocado con el resto de los ministros y no a la oficina del Presidente como los salientes. Ese fue el caso de la ministra Julieta Brodsky. A la canciller, en tanto, Boric ya le había anticipado su salida en la previa del ajuste ministerial.
En el Salón O’Higgins -donde los ministros esperaban la ceremonia y compartían jugos, sándwiches y frutas- tampoco había claridad plena. Varios se preguntaban quiénes eran los que ocuparían las siete sillas que se vieron en la foto publicada por este medio.
El discurso de Boric
Fue a las 15.09 cuando los ministros entraron a escena y se confirmó que el anuncio a nivel ministerial sería acotado. Tras firmar los decretos correspondientes, el Jefe de Estado agradeció el compromiso de sus excolaboradores y, en un gesto poco usual, comenzó a darles tareas uno por uno de cara a este segundo periodo de su gobierno.
En su balance, Boric aseguró que lo que lo motiva a “hacer estos cambios (...) no son las presiones políticas ni las compensaciones menores. El propósito de estos cambios es mejorar nuestra capacidad de respuesta y mejorar la gestión ante las urgencias que hoy día tienen nuestra patria y nuestros ciudadanos. Necesitamos equipos con conocimiento del Estado, con energía nueva y, también, con la experiencia necesaria para poder responder sin dilaciones ni excusas las demandas urgentes de la ciudadanía”.
Asimismo, recalcó la necesidad de proyectar en el futuro su alianza de gobierno y admitió que como todo ajuste ministerial esta era una decisión dura. El Mandatario también destacó la importancia de los cambios a nivel de subsecretarios. Entre los más relevantes se encuentran los arribos de Gloria de la Fuente a Relaciones Exteriores, en reemplazo de Ximena Fuentes; el de la hasta ayer subsecretaria de Hacienda Claudia Sanhueza, a la Subrei, quien ocupará el lugar de José Miguel Ahumada; en Hacienda asumirá Heidi Berner. En Defensa, en tanto, lo hará Víctor Barrueto y Luis Felipe Ramos en Energía.
Al terminar la ceremonia, el Presidente les pidió a los timoneles oficialistas presentes -que fueron invitados- que se quedaran unos minutos para conversar.
En ese diálogo, según quienes conocieron de su tenor, el Mandatario les comentó que estaba contento por contar con gente joven del Socialismo Democrático, que su lectura era que los errores cometidos durante su primer año habían sido de las dos coaliciones, con y sin experiencia previa. También les hizo un llamado: confíen en mi decisión.
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