¿Cuánto pesa en las Fuerzas Armadas de Chile la relación militar con Israel?

Armamento Israel

Fusiles, aeronaves, satélites y un sistema de comunicaciones ante catástrofes son algunos de los aportes de la industria armamentista israelí a las FF.AA. Si bien, Israel posee menos del 3% de este mercado a nivel global, los especialistas apuntan que la clave está en su valor cualitativo.


Desde el ataque terrorista de Hamas contra Israel, el pasado 7 de octubre, y la posterior represalia de ese país contra la Franja de Gaza que ha dejado más de 31 mil palestinos muertos según cifras de la ONU, las relaciones entre el gobierno de Gabriel Boric y la administración israelí no han hecho más que tensionarse. El último episodio de estos roces tuvo lugar el 5 de marzo, cuando el Ministerio de Defensa de Chile anunció la exclusión de empresas israelíes de la Feria Internacional del Aire y del Espacio (FIDAE). Tras esta medida, exministros de esa cartera -como Jorge Burgos, Jaime Ravinet y Mario Desbordes- lanzaron advertencias sobre las consecuencias que podría generar esa exclusión. A su juicio, se trataría de algo contraproducente para las Fuerzas Armadas y los satélites. Así, surge la pregunta sobre ¿cuál es el peso que tienen los equipos israelíes en las FF.AA chilenas?

El historial de compras de las fuerzas militares chilenas a Israel se remonta a los años 70, cuando en medio de los cuasi conflictos armados con Perú y Argentina, Chile recurrió a ese país para abastecerse de armamento. Desde entonces, se han adquirido fusiles Galil, aviones no tripulados Hermes y tecnología satelital, entre muchos otros equipos, como también el sistema de mando y control del Ejército que, entre otras funciones, es utilizado para mantener la comunicación ante catástrofes naturales.

Para el exjefe del Estado Mayor del Ejército y jefe de Estudios de Seguridad y Defensa Nacional de AthenaLab, John Griffiths, “la industria israelí tiene con Chile una relación estratégica, porque es uno de nuestros proveedores históricos”. La clave, explica, recae en su valor cualitativo: “En materia de plataformas de armamento, lo importante es donde estableces y rompes el equilibrio con alguna otra cosa. Es allí donde las armas son más relevantes por el aporte que hacen a capacidades específicas”.

Griffiths se refiere a la industria israelí como “una empresa pequeña, pero de alto impacto”. Sus compañías no figuran entre las primeras 30 empresas de armas del mundo y representan menos del 3% del mercado global, según el Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI). De acuerdo con el Observatorio de Complejidad Económica (OEC), Chile fue el cuarto país sudamericano con mayor importación de armas israelíes en 2022. Por encima de Israel, Griffiths comenta que los principales proveedores de las FF.AA. son Estados Unidos y Europa.

Si Israel no es el proveedor de armas más importantes del mundo, entonces ¿qué lo diferencia del resto? El exuniformado apunta a la calidad de su tecnología: “Le acaban de vender el sistema del Domo de Hierro a Alemania. Ese país va a basar su defensa antiaérea en un sistema israelí. No es el principal proveedor del mundo, pero no cabe duda de que la importancia que tiene ese sistema para los alemanes es vital”. Griffiths explica que “la industria militar israelí va mucho más allá de las capacidades militares: está en el ámbito espacial, en desalinizar el agua y en el ámbito médico, es algo transversal”. Asimismo, concluye que “si hay una empresa que se distingue por tener una innovación disruptiva, por sacar al mercado cosas que generan desbalance, esa empresa es Israel”.

Domo de Hierro
Foto: Domo de Hierro.

“Nuestras Fuerzas Armadas han tenido durante los últimos 30 o 40 años una dependencia muy grande de la tecnología en materias de comunicaciones, información y armamento de empresas israelíes”, señaló esta semana Jaime Ravinet, exministro de Defensa de Ricardo Lagos y Sebastián Piñera.

El investigador y exoficial del Ejército, Marcelo Masalleras, advierte que las decisiones que ha tomado el gobierno respecto a Israel en el último tiempo podrían tener efectos en el largo plazo. “Es infantil pensar que no va a afectar la relación con Israel y que esta afectación no vaya de alguna manera impactar a la Fuerza Armada”, dice.

Proveedor histórico

El nivel de equipamiento y armamento israelí en las Fuerzas Armadas varía según cada rama. En AnthenaLab apuntan que el mayor vínculo es con el Ejército. Uno de los elementos principales de esta relación es el sistema de mando y control Torch de origen israelí que, ante la caída de las señales por catástrofes naturales como el terremoto de 2010 o el aluvión en Chañaral en 2015, ha permitido al Ejército levantar su propio sistema de comunicaciones a nivel nacional y monitorear los sitios afectados.

A la lista del Ejército se suman los fusiles Galil. Si bien otros países producen variantes de esa arma, su origen es israelí. Para su correcto funcionamiento, en AnthenaLab advierten que todos los elementos adicionales al fusil, vale decir las balas o la pólvora, debe ser necesariamente del mismo país de origen. “Es como el octanaje de un vehículo. La munición debe tener determinadas características para funcionar bien y lograr los alcances que se requieran”, explica Griffiths. Con los repuestos de otros sistemas de armas israelíes la situación es similar, ya que el país tienen exclusividad de fabricación. “Si no los tienes, no pueden operar. Es así de dramático y no los puedes conseguir en otro lado”, agrega Masalleras.

Respecto a la artillería de origen israelí, destacan los misiles guiados antitanques Spike y el sistema de cohetes de largo alcance LAR-160. En este caso, el vínculo con Israel implica el mantenimiento que, con el paso de los años y las condiciones de salinidad, humedad y climáticas, se vuelve necesario. “Cuando se termina la vida útil que está proyectada para un misil o un cohete, hay que intervenir el sistema para poder alargarla y no puedes hacerlo sin el apoyo de la fábrica”, dice Masalleras.

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La Fuerza Aérea se ubica en el segundo lugar en la línea de dependencia de tecnologías israelíes, y los aviones no tripulados Hermes 900 —utilizados por ejemplo para el monitoreo de incendios forestales— son una de las adquisiciones principales. Además, en 2021 Chile se aventuró en el ámbito de la exploración espacial de la mano de una empresa israelí: el Sistema Nacional Satelital (SNSAT), a cargo de la FACh, se le adjudicó a ImageSat International (ISI) por un contrato de US$120 millones. La iniciativa contempla la construcción de 10 satélites, ocho de los cuales deben ser fabricados en Chile. Además, con ese pacto, Chile tiene acceso a las imágenes de 250 satélites internacionales.

“Cuando entras en una sociedad comercial con un país hay un trasvasije de conocimiento y tecnología. No solo tenemos satélites, sino que ingenieros chilenos se han capacitado en tecnología espacial”, apunta Griffths respecto del vínculo chileno-israelí a partir de ese proyecto, que brinda al país ventajas más allá de la defensa, en ámbitos como el monitoreo forestal, desarrollo urbano, inteligencia, control de fronteras y minería.

Por último, si bien la Armada hoy cuenta con menos equipamiento israelí, es con esta rama de las FF.AA. que se dio uno de los primeros vínculos con Israel. Para la crisis de 1978 con Argentina, fue Israel quien proveyó a la Armada de lanchas con misiles anti buque Gabriel para hacer peso al poder de fuego transandinos.

Como con cualquier otro proveedor de equipamiento militar, los especialistas apuntan que no debe olvidarse la relación estratégica con el país en cuestión, además del intercambio de repuestos, mantenimiento y traspaso de conocimientos.

¿Represalia regional?

No solo el Ejecutivo chileno ha tensionado su relación con Israel a causa del conflicto en Gaza. A fines de febrero, el Presidente de Colombia, Gustavo Petro, anunció la suspensión de la compra de armamento israelí en medio de una escalada diplomática entre ambos países. Esa decisión generó en Colombia un debate similar a lo que ocurre en Chile, respecto a los riesgos de seguridad y la dependencia que se tiene respecto de Israel en ese ámbito.

Colombia -solo superado por Brasil- fue el segundo mayor importador de armamento israelí de Sudamérica en 2022. A nivel global, los mayores clientes de Israel fueron India, Filipinas y Estados Unidos, según el Observatorio de Complejidad Económica. Asimismo, según datos del Ministerio de Defensa de Israel, en 2022 sus exportaciones de armas alcanzaron los US$12.500 millones, siendo los principales elementos comercializados, drones, misiles, cohetes y sistemas de defensa antiaérea.

Además de Colombia, otros países han tomado decisiones respecto al intercambio de armamento con Israel. Países Bajos e Italia suspendieron sus envíos de piezas y material militar a ese país, mientras que en Japón, la empresa Itochu Corporation terminó su acuerdo con la fabricante de armas israelí Elbit Systems. Asimismo, el Alto Representante de la Unión Europea para Política Exterior, Josep Borrell, planteó a Estados Unidos un embargo de armas.

Ante la posibilidad de que Chile siga los pasos de Colombia y tome alguna medida similar, el exjefe Estado Mayor del Ejército advierte sobre consecuencias complejas, puesto que afectaría la capacidad operacional del país. “Si no tenemos ese proveedor, lo que habría que hacer es cambiar de plataformas. Por ejemplo, con el sistema de comunicación del Ejército, habría que comprar otro, y eso son millones y millones de dólares”, explica.

Además del gasto monetario, Griffiths advierte sobre potenciales efectos en el entrenamiento y manejo de los dispositivos, ya que si se cambia de proveedor, “tiene que empezar un proceso de entrenamiento, de generar doctrina en su uso y que los mecánicos aprendan el abc del nuevo sistema”. Aun así, Griffiths aclara que “Israel sabe que la relación con los gobiernos de Chile es temporal, dura cuatro años, y la relación estratégica que tienen con el mundo científico y militar, dura 30 años″. Asimismo, aclara que tanto en Colombia como en Chile, los gobernantes deben considerar el interés a largo plazo: “Tienen el legítimo derecho de tomar las decisiones que quieran, pero siempre deben visualizar el interés nacional”.

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