Cumbre de las Américas: La propuesta para reparar relación entre EE.UU y la región
La Fundación Ford junto a académicos de tres universidades latinoamericanas desarrollaron posibles soluciones a problemas de la actualidad regional. Destacan temas como el apoyo mutuo, la migración y el robustecimiento de las democracias.
La Cumbre de las Américas, una de las instancias regionales más importantes, está a días de iniciar. En la cita fijada entre el 6 y 10 de junio en Los Ángeles, California, la Fundación Ford junto a académicos de tres universidades latinoamericanas plantearán ideas para afrontar temas críticos en la actualidad continental.
“Las Américas en tiempos adversos” es el nombre del documento que plantea, entre otras cosas, enfocar los esfuerzos en la agenda social, mejorar la coordinación ante emergencias, que el compromiso por el desarrollo no esté supeditado a la conveniencia geopolítica, abrir vías de regularización en temas migratorios y elevar la calidad de las democracias.
El presidente del país anfitrión, Joe Biden, será el encargado de guiar una reunión que ya sufrió numerosas bajas en respuesta a la exclusión de Cuba, Nicaragua y Venezuela, quienes no fueron invitados.
Andrés Manuel López Obrador, Presidente de México, anunció que no asistirá a la instancia mientras los tres países no sean invitados, pese a que el gobierno estadounidense continúa negociando su participación. Este es uno de los puntos tratados en “Las Américas en tiempos adversos”, explicó a La Tercera uno de los autores del reporte, Jean-Marie Chenou, de la Universidad de los Andes de Colombia.
“La exclusión de algunos Estados de la región y la ausencia de otros demuestran la dificultad de construir una agenda común en la región”, dijo el doctor en Ciencias Políticas. El informe plantea “la posibilidad de establecer una agenda alrededor de la centralidad de la agencia social y la necesidad de repensar y fortalecer los foros de diálogo y de cooperación a nivel latinoamericano”, agregó Chenou.
La necesidad de replantear la agenda se repite constantemente en el documento, lo que se explica por las diferencias entre el contexto de la fundación de la Cumbre de las Américas y la actualidad regional. En la cita de Miami en 1994, parte de Occidente celebraba su triunfo en la Guerra Fría y el entonces presidente Bill Clinton buscaba estimular su relación con Latinoamérica.
Hoy, en cambio, Biden recibió la dirección de la Cumbre desde la administración anterior. Fue Donald Trump quien, tras no asistir a la edición de 2018 en Perú, solicitó una nueva versión para 2022. Según el vicerrector de la universidad argentina Torcuato Di Tella y coautor del informe, Juan Gabriel Tokatlian, el expresidente Trump contaba con su reelección.
“Entre septiembre de 2019 y septiembre de 2021 hubo tres subsecretarios en Asuntos Hemisféricos. El embajador ante la OEA fue nominado en julio de 2021 y aún no ha sido ratificado por el Senado. Esto muestra una administración que nunca tuvo su foco en la región”, afirmó Tokatlian.
Entre las propuestas también destaca la creación de un modelo interamericano de cooperación que permita prescindir de bancos de desarrollo. Si bien han generado importantes capacidades técnicas, dicen los autores, tienen una deteriorada “capacidad de financiamiento” y son “inflexibles”.
Otro factor al rededor de la Cumbre es la creciente influencia comercial de China en la región. “Al enfocar el debate en la agenda social, se podría evitar los aspectos geopolíticos y así priorizar la discusión sobre democracia, desigualdad o la relación con la naturaleza que son comunes a las Américas y que no son centrales en la relación con otras potencias extrarregionales”, aseguró Chenou.
Para Tokatlian, por primera vez en muchos años Latinoamérica y la potencia norteamericana comparten los mismos problemas. “A pesar de la enorme disparidad entre Estados Unidos y toda la región en conjunto, los problemas sí son comunes. El problema de la democracia, del cambio climático y del narcotráfico son problemas en Estados Unidos y, a la vez, en toda la región”, señala.
El diagnóstico, afirman los autores del informe, es que se ha generado un distanciamiento entre el país norteamericano y Latinoamérica, pasando a un lugar secundario de la agenda estadounidense en el siglo XXI. “Ante los desafíos comunes de la agenda social, climática y en un contexto geopolítico cambiante, esa relación puede y debe mejorar”, concluyó Jean-Marie Chenou.
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