De fondo se escucha la canción Aquí Estamos, del grupo musical Bersuit Vergarabat, la que reproduce en su computador con una playlist que tiene en un pendrive. Es miércoles y el alcalde de Recoleta, Daniel Jadue (PC), está en su oficina de la municipalidad, en el piso seis.
“Queremos cerrar el año con una entrevista en algunos de los medios que marcan pauta en Chile”, afirma, entre risas, el edil para explicar la siguiente conversación con La Tercera, foco de sus conocidas críticas a los medios de comunicación.
Jadue -quien durante los últimos meses se ha transformado en una de las voces más críticas respecto del rumbo del gobierno del Presidente Gabriel Boric- cierra el año planteando lo que, a su juicio, debería hacer el Ejecutivo: “Uno tiene dos opciones: o manda lo que comprometió en el programa y hace que las explicaciones las dé el Congreso o uno efectivamente cambia su programa y manda lo que sabe que puede ser aprobado por un Congreso donde uno no tiene mayoría. Yo soy de la primera posición”.
“Faltó coraje”, tuiteó el día después del acuerdo constitucional 2.0, dando cuenta de su descontento. ¿A quién le faltó coraje?
Al sistema político. El sistema político claramente hizo un acuerdo para retomar el control del proceso constituyente y dejar afuera el proceso destituyente. El sistema político en las condiciones actuales, sin presencia del pueblo en la calle, sin presencia de organizaciones sociales y con el telón de fondo del 4 de septiembre, encontró una oportunidad histórica para volver a ubicar en la institucionalidad de la dictadura militar cualquier posibilidad de modificación de la Constitución de Pinochet. Y claramente hay posiciones encontradas y, en ese sentido, creo que faltó coraje y se está resolviendo un acuerdo con mucho menos democracia que el primer proceso, y no más democracia como lo esperado.
El PC firmó este acuerdo. ¿Hubiese preferido que no lo hiciera?
Más allá de lo que hubiese preferido, lo importante es que el PC tiene un objetivo que no lo tiene desde ahora ni lo tiene desde el 18 de octubre. Lo tiene desde el mismo día que terminamos la dictadura y que es terminar con la Constitución de Pinochet. Y eso va a seguir siendo un objetivo prioritario, cualquiera sea la condición en que ese objetivo se pueda lograr.
Aunque sea con menos democracia, como dice usted.
Por supuesto. De hecho, nunca nos gustó salir de la dictadura con la Constitución de la dictadura, con el modelo de la dictadura, con la impunidad para los crímenes de la dictadura, pero eso fue el pacto que sellaron las fuerzas que en ese minuto hicieron el acuerdo y, a pesar de aquello, participamos del sistema político y comenzamos a participar inmediatamente. Son dos cosas distintas. Cuando efectivamente tratas de modificar las reglas de tal manera de incorporar mucha más democracia, pero si eso no resulta eso no significa que te vayas para la casa. Sigues jugando en las reglas que hay. El PC, a diferencia de otros actores que cuando no les gustan las reglas organizan golpes de Estado, siempre está disponible a participar.
Pero en el primer acuerdo constitucional no estuvieron...
Porque había condiciones completamente distintas. Había un pueblo en la calle que no demandaba eso y porque, además, el acuerdo original era muy malo.
Entre analistas el discurso que se repite es que con el fracaso del plebiscito del 4S “el maximalismo de Apruebo Dignidad” quedó derrotado. ¿Cuál es su lectura?
Eso es una visión interesada que proviene de la clase dominante, de aquellos que quieren que nada cambie, que se la van a volver a jugar porque nada cambie o para que los cambios sean dentro de la continuidad del modelo que heredamos de la dictadura. Por lo tanto, es una opinión que no comparto para nada. Nadie puede pensar que el derecho a la vivienda es un maximalismo, nadie puede pensar que haya un sistema de justicia que asegure justicia en igualdad de condiciones para todos es maximalismo, nadie podría pensar que el derecho a la salud y educación, como derechos universales, es maximalismo (...). Los que piensan que eso es maximalismo son los que les gusta un modelo que concentra toda la riqueza.
Pero el propio Presidente Gabriel Boric habló de dejar atrás el maximalismo, de hacer una Constitución distinta.
Esa es la opinión del Presidente Gabriel Boric.
El Presidente no solo ha pedido tomar un camino distinto en esto, él habla de realismo político. Usted ha sido crítico respecto de algunas decisiones que ha tomado, por ejemplo, el TPP11 y ahora la postura sobre el proceso constituyente. ¿Le preocupa el rumbo del gobierno?
Hay cosas que saludo mucho del rumbo del gobierno del Presidente Boric y hay cosas que no comparto. Como en todos los gobiernos, hay luces y sombras. Me gustó mucho el acuerdo con la CUT, el acuerdo del reajuste con el sector público. Me gustó mucho el plan habitacional de emergencia, el plan de las residencia familiares para la gente en situación de calle (...). Hay otras cosas que no comparto. La militarización de La Araucanía, después de nueve meses no se sostiene, no se sostenía al principio, no se sostiene hoy, pero son decisiones que corresponden al Ejecutivo y son decisiones que ellos tienen que salir a explicar.
Pero es su gobierno..
Es el gobierno para el cual yo trabajé para que ganara, pero no soy parte del gobierno.
¿Se siente representado por este gobierno?
Con muchas cosas que hace y con otras no. Es evidente, por ejemplo, que en las relaciones internacionales no tenemos en el PC la misma visión que el Presidente.
En el oficialismo algunos dicen que usted es el más duro contra el gobierno. ¿Por qué esta postura cuando el PC está bien representado con las ministras Camila Vallejo y Jeannette Jara? Sus críticas también le pegan a ellas.
La gente que le tiene temor a la crítica comete un error garrafal. La crítica cuando viene bien intencionada y está basada en el programa no tendría por qué ser mirada como una actitud opositora. La oposición ha sido mucho más dura que las críticas que yo he hecho. Piense usted que han obstruido absolutamente todo lo que ha planteado el gobierno. No quieren aprobar la reforma tributaria, no quieren aprobar la reforma de pensiones, no le han dado al gobierno nada y le han negado la sal y el agua. Yo estoy colaborando con el gobierno en todos los programas que tienen expresión territorial. La caricatura que algunos hacen es alimentada por muchos medios de comunicación, pero no corresponde con la realidad. Ahora, una cosa es ser parte de un gobierno y otra cosa es distinta es confundirse con el gobierno. El PC es parte de un gobierno, pero el PC tiene 109 años de historia, tiene un carácter, una historia y una línea política que no se cambia por ser parte de un gobierno. Uno puede tomar decisiones respecto de la coyuntura por ser parte de un gobierno, pero la posición del partido sigue siendo la misma. Somos parte del gobierno, pero tenemos completa autonomía para criticar las cosas que se critican.
Pareciera que su postura más dura es algo solitaria ¿o siente que está representando al PC? Por ejemplo, en el TPP11 usted fue quien alzó la voz con más fuerza.
Esa es una visión suya, que yo no comparto. Le recuerdo que los dos senadores del PC en el Senado votaron en contra de la postura del gobierno (...). Es más, algunos partidos del conglomerado del gobierno, incluido el partido del Presidente, le pidieron que retirara el tratado.
Pero han sido menos duros respecto de la conducción del gobierno.
Le reitero que eso puede ser una visión de La Tercera, no la mía (...). Discúlpeme que se lo diga, pero si usted me quiere dejar solo en el partido es un problema suyo.
No lo quiero dejar solo, le estoy preguntando.
Le reitero. Siento que estamos en un límite, porque yo respondo y no le gustan las respuestas. Le vuelvo a reiterar: su visión está equivocada, no estoy solo dentro del partido.
Siguiendo la línea de la conducción del gobierno, ¿qué le parece el argumento de que “otra cosa es con guitarra”?
No estoy de acuerdo con ese juicio.
¿Por qué no?
Porque hay opciones distintas. El Presidente y el gobierno tienen la iniciativa legislativa. Uno tiene dos opciones: o manda lo que comprometió en el programa y hace que las explicaciones las dé el Congreso o uno efectivamente cambia su programa y manda lo que sabe que puede ser aprobado por un Congreso donde uno no tiene mayoría. Yo soy de la primera posición. El gobierno cuando modifica esperando que la derecha vote a favor, y al final la derecha siempre vota en contra... yo tomaría una posición distinta.
¿Aunque signifique una derrota constante en el Congreso?
No percibo que las derrotas en el legislativo sean derrotas del gobierno. Lo que ha pasado con el fiscal nacional, los que están quedando en vergüenza son los senadores que efectivamente están buscando un fiscal nacional a la imagen y a la medida de sus intereses. Eso no es un problema del gobierno, es un problema del Senado, que es una de las instituciones más desprestigiadas de Chile
¿La idea es que el gobierno impulse el programa a todo evento?
El gobierno sigue empujando su programa. La reforma de pensiones y tributaria están siendo impulsadas como fueron planteadas y la derecha no las quieren votar, porque a la derecha no le interesa mejorar las pensiones, a la derecha no le interesa mejorar la salud, no le interesa que el Estado tenga más plata.
¿Cómo sacar adelante una agenda cuando la derecha rechaza, sin abandonar el programa?
El Parlamento tiene nombre de Parlamento porque ahí se discute entre las distintas fuerzas políticas para lograr los acuerdos que se puedan lograr y aprobar las cosas para las cuales hay voto. Es el Parlamento el que tiene que hacer la pega.
O sea, ¿los senadores oficialistas son los que deberían presentar las indicaciones y el gobierno mantenerse firme en el programa?
En nuestro país hay separación de poderes. El Ejecutivo tiene determinadas atribuciones y el Legislativo tiene otras. El gobierno tiene que seguir haciendo en algunas cosas lo que está haciendo, que es enviando los programas que representan su programa de gobierno atendidas las actuales condiciones de un Parlamento como el que tenemos. Y es el trabajo comunicacional el que debe también hacer sentir al Congreso la presión que la ciudadanía quiere para los cambios que Chile necesita. Por ejemplo, la derecha no ha querido subir las pensiones, yo no veo una ofensiva comunicacional del gobierno que le haga pagar ningún costo a la derecha por no querer mejorar las pensiones (...). Falta coraje para que la derecha pague el costo de defender el modelo que tenemos.
¿Falta coraje del gobierno ?
Del gobierno, de los partidos políticos que forman parte del gobierno, de las autoridades electas.
Pero el gobierno debe intentar llegar a acuerdos para gobernar y lograr consensos.
El gobierno lo ha tratado de hacer, incluso, ha creído que tiene acuerdos y cuando llega el minuto de la votación la derecha desconoce los acuerdos.
Pero por eso después acuñan el ‘otra cosa es con guitarra’.
Yo vuelvo a reiterarle. No comparto esa frase.
¿Habla con el Presidente Boric?
No.
¿Desde cuándo no hablan?
Nosotros no somos, nunca fuimos amigos ni tuvimos ninguna relación previa a la primaria.
¿Y él nunca le ha transmitido nada?
No tengo diálogo con el Ejecutivo (...). O sea, diálogo con los ministros y colaboro con todos los ministros en las líneas programáticas que tienen expresión territorial.
Hay quienes dicen que usted habla desde la herida porque perdió las primarias presidenciales. ¿Qué tanto hay de eso?
Eso es una caricatura bastante poco seria. No la voy a responder siquiera. En mi vida he perdido muchas más elecciones de las que he ganado.
¿Les ve futuro a las coaliciones oficialistas?
Es temprano para hablar de eso, va a depender de cuánto logremos avanzar en el programa. Hay temas que son relevantes, por ejemplo, la empresa nacional del litio (...). Hay un tema muy relevante de avanzar en la reforma tributaria para que el Estado tenga mayor recaudación y pueda abordar los desafíos que Chile tiene. La reforma de pensiones una vez que esté aprobada (...), son cosas que pueden darle una proyección importante a la coalición. Siempre y cuando la coalición se siga moviendo en la dirección que estableció en su programa, más allá de qué porcentaje logramos cumplir. Más que hablar de un proyecto hablamos de un trayecto, de una dirección en la cual tenemos que movernos. Mientras esa dirección se mantenga creo que podría tener proyección.
Este es su último periodo debido a que no podrá ir a la reelección. ¿Está conforme con su gestión?
Tremendamente conforme. Piense que hace 20 años el PC en Recoleta tenía el 2% de los votos, no teníamos concejales y hoy día, gracias a la gestión que hemos realizado y al trabajo que tenemos en la base de nuestra comuna, tenemos el 65% de los votos y dos tercios del concejo municipal (...). Hemos desarrollado iniciativas que han escalado al nivel de políticas nacionales y hemos generado un cambio significativo en la calidad de vida de los habitantes de Recoleta.
Uno de sus proyectos estrella, las farmacias populares, se vio empañado por la deuda de $ 1.200 millones. Usted dijo que las farmacias van a continuar. ¿En qué está eso?
Primero, las farmacias populares, a diferencia de lo que han dicho algunos actores interesados, entre ellos algunos medios, siguen funcionando en perfectas condiciones. Las farmacias populares van a seguir creciendo, los centros de diagnóstico auditivo van a seguir creciendo, las librerías populares van a seguir creciendo y la inmobiliaria popular va a seguir creciendo. De hecho, hay varios de estos que están escalando a políticas nacionales. Vamos a trabajar para que se siga abaratando la vida de las personas desde cualquier espacio en donde estemos. En lo personal, voy a seguir comprometido con esto en todo lo que me quede de vida política.
¿No se empañó con el tema de la deuda?
No, porque sigue funcionando. Es decir, la gente que el día antes de la deuda compraba en la farmacia popular y se beneficiaba de este maravilloso proyecto, el día después de la deuda sigue comprando y sigue con el mismo beneficio.
En la investigación que se lleva adelante por el tema se declaró que Best Quality hizo una donación al PC. ¿Estaba al tanto?
No me voy a referir a eso, voy a dejar que la justicia avance. Lo que le puedo decir es que el denunciante es un estafador confeso y condenado que estuvo ligado al señor Sutil en el caso de las cerezas (...). Le ofrecimos varios acuerdos de pago, pero la intención de él era dañar el proyecto. Lo que puedo decir es que hemos actuado siempre en completo apego a la ley. b