A casi dos años de implementar el estado de excepción en el Biobío, en el gobierno celebraban el descenso en la tasa de delitos cometidos en la zona: los atentados incendiarios disminuyeron en un 64%, el robo de vehículos en un 51% y las detenciones por robo de madera habían subido un 40%.
Las estadísticas eran destacadas también por la delegada regional presidencial en la zona, Daniela Dresdner, militante de Revolución Democrática. Pero en la madrugada del sábado 27 de abril, un triple asesinato de carabineros en Cañete conmocionó a la población y asestó un duro golpe a las cifras del Ejecutivo.
¿Cuál es su diagnóstico general sobre lo que ocurrió?
Desde el 2022, cuando llegamos, hasta ahora, teníamos números positivos respecto al descenso de los atentados incendiarios. Eso nos planteaba un escenario de mayor tranquilidad y seguridad. Las estrategias estaban más bien vinculadas al desbaratamiento de bandas de crimen organizado. Lo que vimos el sábado es algo que genera un punto de inflexión con lo que se estaba haciendo. Acá tenemos gente que está dispuesta a llegar a extremos que nunca antes habíamos. Eso llama a poder rearmar las estrategias en cuanto a la seguridad, para poder entregar mayor certeza, seguridad a la ciudadanía.
¿A qué se refiere con rearmar las estrategias?
Acá hay un punto de inflexión. Pero no es necesariamente que estemos yendo en contra de la estrategia anterior, sino que tiene que ver con ajustes. La estrategia anterior apuntaba al crimen organizado, al desbaratamiento de bandas, al robo de madera, de vehículos, no tanto a lo que estaba hasta en 2021, que tenía que ver con los atentados incendiarios, con los cortes de ruta. Habíamos visto una mutación del delito en la zona, asociado más bien a bandas de crimen organizado que a otro tipo de delitos, pero sin duda no con este nivel de violencia.
¿Con qué medidas se contiene este punto de inflexión?
Las medidas estratégicas en general uno no las cuenta. Lo que sí puedo decir es que hay un reforzamiento de contingente, tanto para las FF.AA. como para las policías. También un reforzamiento de contingente investigativo.
¿Este atentado es un hecho puntual o cree que hay un cambio en la manera de que este tipo de grupos están comenzando a operar?
Independientemente de que la investigación no haya terminado, las estrategias se están ajustando, pensando que tenemos al menos un grupo que está disponible a actuar con ese nivel de violencia.
¿Esta idea de que se estaba volviendo la “normalidad” no cree que se pone en jaque?
Volver a entregarle normalidad y seguridad a la ciudadanía sigue siendo el objetivo. Acá de lo que se trata es de un grupo de gente que vive en estos territorios que lleva mucho tiempo bajo un estado que no es un estado de normalidad, es un estado de inseguridad.
Van a cumplirse dos años con estado de excepción en la zona, medida contraria a las ideas de su sector. ¿No es una paradoja?
La razón de los buenos resultados que estábamos teniendo tiene mucho que ver con la forma en la que se ha implementado este estado de excepción, no yendo a perseguir las ideas, sino que a perseguir los delitos. Dijimos que el problema de la zona era de crimen organizado, no de reivindicaciones territoriales, que era lo que se tenía como el motivo central de la violencia. Los hechos nos confirman que el problema en la zona es de crimen organizado y no las reivindicaciones territoriales. Seguimos creyendo en las reivindicaciones del pueblo mapuche, pero eso no es lo mismo que la delincuencia y que el crimen organizado que está instalado en la zona y que está generando el miedo. Lo que genera la mayor cantidad de violencia en la zona es el crimen organizado, las reivindicaciones territoriales de la zona van por un carril paralelo.
En mayo de 2022 dijo que el problema no se podía resolver solo con las fuerzas militares. ¿Sigue pensando lo mismo?
No es un problema que exclusivamente dependa de la acción de Carabineros y de las FF.AA., es un problema bastante más complejo. Nosotros hacemos la diferencia entre el delito, que sí depende de la investigación de las policías, y las reivindicaciones de los pueblos originarios, que no dependen de eso, sino que del trabajo que se puede hacer con la Comisión para la Paz y el Entendimiento y el Plan Buen Vivir. Son dos cosas distintas que están pasando en el mismo territorio. Y cuando uno falla en ver que son dos respuestas a dos condiciones diferentes, lo que uno hace es no ser eficiente en resolver el problema.
El gobierno ha tenido un giro en seguridad. ¿Cómo lo evalúa?
En prepandemia teníamos un país que estaba preocupado de otras cosas: de los derechos sociales. Luego de la pandemia fuimos un país distinto, que se preocupaba sobre todas las cosas de la seguridad. Un gobierno que representa a ese país tiene que ser capaz de escuchar las demandas ciudadanas. Un gobierno que se dice democrático, como el nuestro, tiene que hacerse cargo de los problemas que preocupan a la ciudadanía, independientemente de que ese no haya sido el foco central con el que este gobierno hizo la campaña.
Se quería refundar Carabineros, usted lo dijo en octubre de 2020. ¿Ha cambiado su relación y visión sobre Carabineros?
Si conversa con carabineros, ellos mismos le van a decir que hay cosas de la institución que requieren ser mejoradas. Eso ha sido un proceso dentro de Carabineros. Posestallido ellos han tenido que cambiar muchas cosas al interior de la institución, protocolos, formas de funcionar. Eso es un poco lo que todos veíamos que era necesario cambiar. ¿Ha terminado ese proceso? Probablemente no. Probablemente vamos a seguir viendo cambios. Respecto de su pregunta, sin duda que desde esta posición uno aprende a conocer mucho mejor no solo a Carabineros, también la PDI y, en mi caso, a la Armada y el Ejército. No hay un cambio de opinión en ese sentido, porque efectivamente había cosas que requerían ser modificadas. Lo que ha cambiado es el conocimiento cercano de cómo funciona la institución, las personas que trabajan ahí y la vocación de servicio de Carabineros.