Las pistas de la historia están ahí, en formas de cientos -y a veces miles- de votaciones. Los registros de cada uno de los sufragios que han emitido los representantes de la Cámara de Diputados y el Senado chileno cuentan punto a punto un relato sutil: cómo las personas, los partidos y los bloques se han ido comportando políticamente a lo largo del tiempo, con sus cambios, matices y evoluciones.
Ese ejercicio tiene precedentes a nivel internacional. La técnica utilizada es conocida como nominate score, y fue desarrollada en la década de 1980 por los cientistas políticos estadounidenses Keith Poole y Howard Rosenthal para estudiar las votaciones del Congreso de ese país y determinar quiénes eran los más liberales y quiénes los más conservadores. El método enmarca un algoritmo que a partir de las preferencias de los parlamentarios reflejadas en sus votaciones, los ordena dependiendo de su posición política: en un extremo se ubica la derecha, en el otro, la izquierda.
¿Cómo se aplica esto en el caso chileno? La empresa de big data Unholster realizó un proyecto denominado Scanner Parlamentario, donde analizó 15.233 votaciones -9.853 en la Cámara Baja y 5.380 en el Senado- realizadas entre 2006 y 2021, es decir, el período para el que esta información tiene un formato que le permite estar disponible para análisis. A partir de este trabajo, se pudo llegar a la fotografía de la evolución de posturas en cuatro períodos legislativos: 2006-2010, 2010-2014, 2014-2018 y el que va desde 2018 hasta la fecha actual, analizando a cada parlamentario de acuerdo a la militancia con la que ingresó a su respectiva cámara.
“Existe la idea de que, así como la ciudadanía estaría polarizada, el Congreso también. Quisimos despejar las dudas con datos e información dura, así que aplicamos la misma tecnología que hace unas semanas en la Convención, y medimos las votaciones para exponer la posición ideológica de cada parlamentaria y parlamentario”, dice Antonio Díaz-Araújo, socio y gerente general de Unholster.
Y los datos expuestos de esta manera entregan comprobaciones y sorpresas. Comprobaciones porque, por ejemplo, se aprecia cómo los bloques y partidos nuevos que se han ido incorporando al Parlamento por el eje de la izquierda han irrumpido con posturas más polarizadas que las que tenían en promedio las colectividades que formaban la exConcertación. Y sorpresas, porque en especial en el último período de diputados se aprecia algo que es casi inédito: una formación tácita de un pequeño bloque de centro, al medio de los polos de izquierda y derecha, constituido por parlamentarios de la DC, el Partido Radical e independientes, y que en la práctica puede decantar con su postura buena parte de las iniciativas que requieren mayoría simple.
“Si uno analiza las votaciones, no ha habido un aumento de polarización en el Congreso en eso es consistente la Cámara y el Senado. Ahora en ambos es por razones diferentes”, afirma Cristóbal Huneeus, socio y director de Data Science de Unholster.
De cara a una elección que este domingo renovará la totalidad de la Cámara Baja y escogerá 27 senadores de los 50 que compondrán esa corporación desde el 11 de marzo de 2022, el análisis cobra interés como una radiografía del pasado y también como una manera de predecir y entender los comportamientos que se podrán dar en un nuevo Congreso que, entre otros puntos, tendrá una mirada pendiente en lo que pueda proponer la Convención Constitucional sobre su composición y funcionamiento.
Diputados: nuevos grupos más a la izquierda y emerge un bloque de centro
Al centro había un abismo. De todos los diputados que participaron del debate en el período 2006-2010, sólo dos estaban en el rango entre -0,5 y 0,5 del nominate score, un espacio que habitualmente caracteriza a las posiciones más de centro en un determinado grupo. Los casos especiales eran Eduardo Díaz del Río y Lily Pérez, quien después sería senadora y, como si fuera una anticipación, también estaría allí dentro de las más cercanas en la derecha para aprobar materias impulsadas por el bloque de centroizquierda, como la reforma al sistema electoral que terminó con el binominal en 2015.
En el análisis de Unholster para la Cámara Baja, ese tramo es el período más “polarizado” en el análisis, entendido esto como los patrones de votación y no necesariamente como el momento donde los ánimos estaban más caldeados.
En el siguiente período, de 2010 a 2014, se vería un cambio: este tramo lo ocuparon 16 parlamentarios, una cifra bastante superior. Era reflejo de un esquema donde tanto la Concertación como la Alianza tenían prácticamente los mismos diputados, y aprobar cualquier iniciativa requería de “votos clave” que inclinaban la balanza para uno u otro lado, como por ejemplo ocurría con los entonces parlamentarios del PRI. En promedio, en este período se ve un desplazamiento de los partidos de centroizquierda hacia posiciones más al centro del espectro, siendo la DC el principal ejemplo, pasando de un valor promedio de -0,73 a -0,47; es decir, bastante más cerca del medio.
El esquema polarizado de votaciones, siempre de acuerdo al análisis de Unholster, volvería en el segundo gobierno de Bachelet (2014-2018): de hecho, ningún parlamentario del entonces bloque gobernante tiene un promedio superior a -0,5, lo que marca que, en términos de respaldo a iniciativas, estuvieron la mayoría del tiempo en el área de la izquierda. Eso sí, acá se consolidaba una tendencia: si en el primer período analizado el PS era el partido ubicado más al extremo izquierdo del espectro, desde 2010 en adelante esa posición la pasó a ocupar el PC.
Pero algo llamativo ocurrió en el lapso actual, el que va desde 2018 a 2021: coincidiendo con el cambio de sistema electoral, por primera vez se aprecia emergiendo una especie de “bloque de centro” informal, compuesto principalmente por diputados DC y radicales. Cerca de veinte legisladores que, por posición, ocupan el centro del espectro y cuyos votos han sido claves en hitos emblemáticos del período: por ejemplo, los dos legisladores que fueron electos en cupos del bloque de centroizquierda que aparecen más a la derecha en el mapa ideológico son Pablo Lorenzini y Jorge Sabag. El primero se abstuvo en la acusación constitucional a Sebastián Piñera, y el segundo fue uno de los dos sufragios que llegó en plena sesión -junto con Giorgio Jackson- a respaldar el libelo y entregar los votos justos para que pasara al Senado, no sin una cuota de suspenso.
“La conclusión es que en la Cámara de Diputados la polarización disminuyó entre Bachelet I y Piñera II, esto porque el centro se movió un poco hacia la derecha. Un ejemplo de este caso es cuando la DC votó a favor la reforma de pensiones del actual Gobierno pero la izquierda lo rechazó; ese proyecto ejemplifica que la polarización disminuyó”, señala Cristóbal Huneeus al explicar esta métrica.
Tácticamente, esto puede ser de los fenómenos más interesantes, dependiendo de cómo se estructure el nuevo Congreso, dado que un bloque con esas características podría convertirse en clave para negociar con los otros dos polos más hacia los extremos.
Otro movimiento ocurrió en la parte izquierda, donde las nuevas colectividades que componen el Frente Amplio desplazaron masivamente al PC en cuanto a las posiciones más extremas en este mapa. A la derecha, en tanto, el que cierra la lista es Harry Jürgensen, uno de los diputados que renunció a su colectividad (RN) y que hoy repostula como parte de la lista de José Antonio Kast.
Senado: más estable, pero con mayor dispersión interna en los partidos
Vista con el tiempo, la fotografía es el perfecto reflejo de un momento. En el período entre 2006 y 2010, en el Senado hay sólo dos parlamentarios que están ubicados en el bloque ideológico más al centro del espectro. Son Adolfo Zaldívar y Fernando Flores, quienes, en ese período, dejaron sus militancias respectivas en la DC y el PPD, formaron nuevas colectividades -el PRI y Chile Primero- y terminaron alineándose con la derecha en la votación que aprobó la acusación constitucional contra Yasna Provoste, destituyéndola del ministerio de Educación.
En el período 2010-2014, en cambio, ocurre algo similar a lo que pasa en diputados. En este tiempo -que corresponde al primer gobierno de Sebastián Piñera-, la bancada de la DC se movió de forma masiva hacia el centro del espectro. De hecho, el legislador que está más cercano al 0, que delimita la mitad ideológica del esquema, es Hosaín Sabag.
Cuando se pasa al tramo entre 2014 y 2018, es un senador de la derecha el que se ubica el punto más central: Antonio Horvath, quien es prácticamente el único que se coloca en este tramo, dado que el resto vuelve más hacia la conducta del período 2006-2010 y se aglutina hacia los extremos del espectro político.
Pero si en los tres períodos anteriores el Senado se comportaba relativamente parecido a la Cámara, en el último tiene una conducta algo diferente. No se aprecia a partir de las votaciones la estructuración de un “bloque de centro” liderado desde la izquierda, sino que, por el contrario, los únicos que se acercan más a ese punto medio -y con cierta distancia- son senadores de RN como Manuel José Ossandón y Juan Castro.
Lo que sí se aprecia es una dispersión interna a nivel de partidos, entre valores máximos y mínimos, que es mayor que la que se generaba en otros períodos parlamentarios. Así, la Cámara Alta se ha comportado en general más alineada que los diputados, pero tiene este patrón en que los representantes no se comportan de manera uniforme entre sí más allá de que pertenezcan a un mismo partido.
“Vemos por una parte que la derecha se movió más al centro entre Bachelet I y Bachelet II, a diferencia de la Cámara. El bloque de centro en el Senado se corrió más a la derecha en Piñera I que en Piñera II. La izquierda se movió levemente hacia el centro en Piñera II. La polarización también disminuyó en el Senado pero por motivos distintos: se corrió al centro la derecha, y la centroizquierda también”, dice Cristóbal Huneeus.
En tanto, Antonio Díaz-Araújo plantea de esta manera las conclusiones del ejercicio: “Es importante el análisis ya que nos da noción de si es posible que los extremos y las distintas posiciones lleguen a acuerdos como busca la ciudadanía. Los datos reflejan un centro bastante abandonado”.